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F. MIÑANA
Domingo, 3 de julio 2016, 10:14
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La gente que acude a visitar a un enfermo al hospital AZ Damiaan de Ostende, en Bélgica, se lleva una sorpresa mayúscula. Allí puede atenderle 'Pepper', un robot con una simpática carita redonda que atiende solícito y si es necesario te lleva hasta la habitación del paciente.
'Pepper', que lleva una pantalla en el pecho, se entiende con todo el mundo. Sus sensores le permiten adivinar si el interlocutor es un hombre, una mujer o un niño, y no tiene problemas con su procedencia: habla 19 idiomas.
A este pequeño humanoide de 1,30 metros primero lo pusieron de prueba en la planta de maternidad. Y parece ser que pasó el examen. Las madres están encantadas con este sensible aparato de grandes ojos negros y suave piel blanca. Los chavales, como se aprecia en la fotografía, se dejan coger la mano encantados.
No está claro si sus colegas de carne y hueso están igual de satisfechos con este intruso que sale a la empresa mucho más barato. La unidad cuesta 30.000 euros y puede trabajar hasta veinte horas seguidas. Dicen que solo le falta mejorar algo la dicción. Quién sabe si los hospitales, o los periódicos, o los bancos... serán así en el futuro.
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