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Tumbas en la cripta de la catedral de La Almudena, que funciona a su vez como parroquia de Santa María La Real. :: ernesto agudo
Casta hasta  la sepultura

Casta hasta la sepultura

La Iglesia prohibió los enterramientos en templos, pero un centenar de familias mantienen ese privilegio en España. Los Areces, Koplowitz, Abelló... El último que descansa cerca del altar es Isidoro Álvarez

ISABEL IBÁÑEZ

Sábado, 1 de noviembre 2014, 09:29

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Los restos del Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés, fallecido en septiembre, descansan en la cripta de la Iglesia de San Ginés, en el centro de Madrid, donde está también la tumba de su tío, Ramón Areces, fundador de la empresa, y la de su mujer. A éste le fueron concedidos en los años sesenta cuatro nichos por colaborar en su restauración. En aquel tiempo, previo al Concilio Vaticano II, esto era posible, pero la propia Iglesia prohibió las inhumaciones dentro de los templos con el artículo 1242 del Código de Derecho Canónico de 1983: «No deben enterrarse cadáveres en las iglesias, a no ser que se trate del Romano Pontífice o de sepultar en su propia iglesia a los Cardenales o a los Obispos diocesanos, incluso 'eméritos'». Pero José Luis Montes, párroco de San Ginés, puntualiza que Isidoro Álvarez «no está enterrado en la iglesia, sino en la cripta, del siglo XVII, que es un espacio adyacente con entrada propia. De las cuatro tumbas queda una libre, supongo que para la esposa de Isidoro. Son derechos adquiridos por una circunstancia singular. En la Iglesia solo se puede enterrar al párroco».

PRIVILEGIADOS

  • 100

  • Solo en Madrid

  • En el resto del país

San Ginés alberga medio centenar de tumbas, vendidas en la década los 70 por 25.000 pesetas, según José Manuel Vidal, teólogo y director de la revista 'Religión Digital', donde publicó el artículo 'Aristócratas del más allá': «Pero o bien la gente sencilla no tenía los 5.000 duros o las sepulturas se reservaron para la gente pudiente, porque allí están los panteones de los Areces, Koplowitz y Abelló». Como ellos, hasta cien familias españolas de la aristocracia o con recursos económicos holgados siguen enterrando a sus miembros en templos en virtud de antiguos acuerdos, adquisiciones o donaciones, en lo que Vidal considera una clara vulneración del Derecho Canónico y de lo que promulga la propia Iglesia; es decir, que todas las personas son iguales a los ojos de Dios.

A juicio del teólogo Vidal, «hecha la ley, hecha la trampa». «La prohibición nace en el seno del Concilio Vaticano II para intentar acabar con las desigualdades, para que se vea que todos somos hermanos, iguales en la vida y en la muerte. Y se han inventado un subterfugio con esa diferenciación entre lo que es o no suelo de la iglesia. Excluyen las criptas y los claustros cuando son suelo sagrado, parte del templo. Además, la ley no tiene carácter retroactivo porque eso sería muy difícil de gestionar... En el caso de Isidoro Álvarez, su familia tiene adquirido ese derecho y ¿cómo se deshace eso ahora? No se puede acabar con el negocio retroactivamente, pero que al menos haya transparencia, que se reconozca que se está burlando la ley, fomentando y extendiendo una práctica fraudulenta y anticanónica». El cadáver del expresidente Adolfo Suárez descansa junto al de su mujer desde marzo dentro de la Catedral de Ávila por deseo suyo. También en este caso, fuentes parroquiales esgrimieron el argumento de que se hizo en el claustro, al considerarlo un espacio aparte.

150.000 euros por tumba

La web de La Almudena de Madrid ofrece la posibilidad de que cualquiera pueda ser enterrado allí, pero pagando: «El Templo dispone de sarcófagos y columbarios para que las personas puedan depositar los restos de los difuntos. La adquisición de ellos cumple varios fines, siendo el más importante que los difuntos descansan dentro de un templo en el que diariamente se pide por ellos en la Sagrada Eucaristía. La segunda finalidad es colaborar en las obras de la Cripta y de la Catedral de la Archidiócesis de Madrid». Solo leyendo el texto, parece claro que la cripta pertenece al templo. Pero es que, además, la cripta de La Almudena funciona como parroquia propia, la de Santa María La Real de La Almudena. El sacerdote José Antonio Hernández respondió a este periódico en el teléfono que aporta esta web: explica que, además de la prohibición, el Derecho Canónico «pide a los obispos que promuevan los cementerios católicos al margen de los laicos para la gente que así lo desee. Las iglesias pueden tener un espacio para enterramientos; la catedral es la iglesia, pero en las criptas se pueden habilitar espacios para gente que quiere ser enterrada en un templo; bueno, en una parte adyacente».

En la cripta de La Almudena habrá cerca de 700 cuerpos inhumados. Allí tienen su hueco los marqueses de Cubas o los de Urquijo. «La última persona llegó hace dos semanas, pero no sé quién es -asegura el sacerdote Hernández-. Queda espacio libre, sin adquirir, para unos diez columbarios. Pero ya no hay sarcófagos, aunque algunos están vacíos, unos 50 reservados a personas que aún no han fallecido y que en su día adquirieron ese espacio porque ayudaron en la construcción de esta catedral del siglo XX. Hacer algo así cuesta mucho y es un reconocimiento a esa colaboración». Preguntado por los precios, el sacerdote elude la respuesta: «No se lo voy a decir, de eso se informa a la gente que tiene interés y se acerca a la oficina. El precio depende del tipo de tumba y de si una capilla es más elaborada que otra». Las cantidades oscilan entre 75.000 y 150.000 euros para las tumbas y de 6.000 a 12.000 euros los columbarios.

«Negocio rentable»

El cura de La Almudena precisa que «también ha habido párrocos que han concedido un hueco a gente sin dinero, lo pedían y se lo daban por motivos religiosos». José Manuel Vidal niega que esto haya sido de uso común: «Eso de que les han concedido a los pobres no es la norma, puede que haya alguno, pero no es habitual».

Varias parroquias se han lanzado a instalar columbarios por toda la geografía española para que los feligreses guarden sus cenizas previo pago de una cantidad. Hay una iniciativa con web, www.columbariosparroquiales.com, que, gestionada por «misioneros seguidores de Jesús Redentor», ofrece la posibilidad de «adquirir uno en la parroquia de su comunidad o en la Iglesia donde siempre quiso que sus seres queridos reposasen».

Dan este servicio en ocho templos, como la parroquia de la Inmaculada en Santander, el Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Granada o la Iglesia de San Ignacio de Loyola, en Madrid, a unos 2.000 euros la urna. De los columbarios, Vidal dice: «Es un negocio muy rentable. Sostengámonos de otra manera, no más columbarios, y si se admiten, pues que sea sin cobrar, sin beneficio. No puede haber lucro en la Iglesia». La Parroquia de San Nicolás, en Pamplona, que pide esa misma cantidad por urna -además de una limosna anual de 50 euros para mantenimiento-, precisa que su servicio «será gratuito para los feligreses sin recursos».

familias tienen derecho a ser enterrados en templos.

Según José Manuel Vidal, de 'Religión digital', en la capital tienen este derecho, entre otras, las familias de Alba, Ramón Areces, Koplowitz, Abelló, Pardo Bazán, Pallarés González, Martí Prats y Colás Eguía, marqueses de Cubas y de Fontalba, marqueses de Urquijo...

Familia Gil Albarellos (La Rioja), duquesa de San Pedro (Granada), los Marichalar (Soria), duques de Osuna (Sevilla), herederos de María la Brava (Salamanca), duquesa de Suárez (Ávila), condes de Romanones (Sigüenza), los Borbones y los duques de Medina Sidonia (Sanlúcar de Barrameda)...

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