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Complejo agrícola en Paracas.
El guano y la quinua, dos fuentes de ingresos para el crecimiento de Perú

El guano y la quinua, dos fuentes de ingresos para el crecimiento de Perú

Paracas explota las deposiciones de las aves como fertilizante y experimenta con el cereal del futuro

ÁLVARO VICENTE

Martes, 24 de junio 2014, 02:51

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La expedición de la Ruta BBVA, que estos días recorre Perú, ha establecido su campamento en una playa de la Reserva Nacional de Paracas, a 300 kilómetros al sur de Lima. Los más de doscientos jóvenes de veintiún países han montado por primera vez las tiendas de campaña antes de embarcarse en unas barcazas desde las que divisar las colinas de aves y mamíferos que pueblan esta península cuyos paisajes guardan un parecido al Timanfaya de Tenerife. La Ruta BBVA ha pasado del caos circulatorio y el bullicio de Lima a la paz y calma de la playa en la que han instalado el campamento. Paracas es un paraíso todavía por explotar desde al ámbito turístico.

La Reserva Nacional de Paracas se distribuye en 335.000 hectáreas, 217.594 marinas y 117.406 terretres, entre las provincias de Pisco e Ica. Su rango de altitud va desde el nivel del mar hasta los 786 metros. Afectada por un clima templado y escasas precipitaciones es una región ventosa que se ve afectada por la corriente de Humboldt, fértil en fauna marina y aviar. La Reserva está ocupada por cerros, dunas, eriazos, acantilados y quebradas secas, cubiertos por un suelo arenoso y a veces rocoso.

Los ruteros han podido conocer los efectos que causa el Niño en esta zona de Perú cada diez o doce años porque la visita de la expedición ha coincidido con la irrupción de este fenómeno meteorológico. La temperatura del agua del mar está hoy dos grados por encima, a diecisiete, por lo que la fauna que normalmente habita esta zona ha buscado otras latitudes más frías. Con todo, la expedición ha tenido la oportunidad de acercarse en barco hasta la islas Ballesta y Blanca para comprobar in situ la rica fauna que se habita esta zona más allá de los cambios meteorológicos. Algunas de ellas son muy vulnerables, como el Parihuana o flamenco sudamericano, la gaviota dominicana, el rayador y el cóndor. El ostrero común, el pingüino de Humboldt y el potoyunco son endémicos de la corriente de Humboldt y están en peligro de extinción. Conviven con estas especies lobos marinos como el fino, el chusco, la nutria y el gato marino que se dejan llevar a algunas playas de esta zona para reproducirse.

La industria del guano

El alto número de aves que habitan isla Ballesta y Blanca hace que sus deposiciones -el llamado guano- se utilice como un efectivo fertilizante debido a sus altos niveles de nitrógeno y fósforo. A mediados de siglo XIX se exportaba a Inglaterra y Francia y al finalizar la guerra con Chile, en 1890, permitió cancelar la deuda externa de Perú. Hoy la industria del guano sigue siendo una importante fuente de ingresos. El guía turístico Julio César Díaz ha explicado a los ruteros que "cada cinco años" un grupo de trabajadores se desplaza a estas islas de la costa de Paracas para recoger el guano generado por las poblaciones de aves. Y es que no son muchas las fuentes de ingresos en esta zona desértica de Perú. Todavía se están buscando vías que permitan el desarrollo.

La quinua, un pseudocereal que se cultiva en las zonas altas de Perú, es otra de las vías que permitirán coger aire a los peruanos en los próximos años. El que llaman el alimento del futuro es muy completo y de fácil digestión. Hoy se ha empezado a cultivar en las zonas desérticas próximas a la costa. La expedición de la Ruta BBVA ha podido comprobar de primera mano las primeras explotaciones costeras de este alimento. Un almuerzo, con quinua en ensalada, ha cerrado el círculo.

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