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Soldados israelías portan el féretro de Ariel Sharon. / Foto: Afp | Vídeo: Atlas
Los ciudadanos israelíes honran a Sharon en el Parlamento
luto en el país

Los ciudadanos israelíes honran a Sharon en el Parlamento

En coma desde hace ocho años, ha sido uno de los políticos más laureados y a la vez controvertidos de la historia de Israel

ENRIQUE VÁZQUEZ

Domingo, 12 de enero 2014, 14:29

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Miles de personas acudirán hoy a la sede del Parlamento israelí (Kneset) para despedir al exmandatario Ariel Sharón, fallecido ayer a los 85 años y cuyos restos mortales podrán ser honrados durante seis horas. El funeral de estado se celebrará mañana en su granja-rancho de los Sicomoros, en el desierto meridional del Neguev, donde está enterrada su esposa, fallecida en 2000. En representación española acudirá el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Los actos coinciden con una visita programada de Fernández Díaz a Israel para reunirse con el primero ministro, Benjamin Netanyahu, con su homólogo israelí, Gideon Sa'ar y con el ministro de Seguridad Pública Yitzhak Aharonovitch.

La Policía del Distrito de Jerusalén ha establecido un dispositivo especial para garantizar la seguridad en la zona que rodea a la Kneset, en especial entre las 12.00 del mediodía hora local (10.00 GMT) y las 18.00 (16.00 GMT), cuando el ataúd cerrado estará expuesto para que la ciudadanía pueda expresar sus respetos.

Enfermo desde enero de 2006, cuando sufrió un derrame cerebral masivo, ha estado en coma y, de hecho, en estado vegetativo desde entonces. Su salud comenzó a deteriorarse hace dos meses y medio, y en los últimos días sufría una insuficiencia renal que ha afectado a varios de sus órganos vitales y le mantenía en estado crítico, de acuerdo a los facultativos del centro médico Shiva Tel Hashomer. En el hospital permanecían concentrados desde primera hora del día familiares, subordinados y allegados tanto de su época como militar como político para acompañar a los dos hijos de Sharón, Guilad y Omri.

Sharon ha pasado los últimos años de su vida en el centro hospitalario -al que regresó tras empeorar su salud- y después en su residencia campestre del Neguev, donde se celebraron conferencias políticas cruciales para el porvenir de Israel y que él compró, según sus adversarios, gracias a las larguezas interesadas de algunos hombres de negocios.

Todo eso, como su carácter impetuoso y un punto visceral, sus excesos, su falta de finesse para hacer política profesional en nada empañará el homenaje que la gran mayoría de sus conciudadanos le rendirán a renglón seguido recordando solo lo que antes que nada fue: un servidor del Estado, nacionalista intachable, sionista de ley (de hecho nació en el hogar de inmigrantes en Kfar Malal cuando el territorio era solo el Mandato británico (formalmente de la Sociedad de Naciones) de Palestina.

Sin ir más lejos, el que fuera uno de los más allegados asesores en su etapa de primer ministro, Raanán Gissin, explicaba horas antes del fallecimiento que "Sharón es la misma reencarnación de Israel en una sola persona desde 1948, y su legado e influencia abarcan desde el campo militar, pasando por la política, la economía".

Militar y político

Militar antes que nada, tomó literalmente parte en todas las guerras de Israel: la de la independencia (1948) que siguió a la partición, la campaña de Suez contra Egipto que había nacionalizado el Canal de Suez (1956), la del Sinaí (1967) o de los seis días contra la coalición sirio-egipcio-jordana, la del Yom Kippur (1973) contra Egipto y socios menores y la 1982 en Líbano. Ascendió lentamente desde teniente a teniente general y a ministro de Defensa, bajo Menahen Begin en 1981-83.

Pero ocupó otras carteras diversas, incluyendo Exteriores, bajo los primeros ministros Begin, Shamir, Peres y Netanyahu. Finalmente, él mismo fue primer ministro entre marzo de 2001 y febrero de 2006, como jefe del Likud (más exactamente Ha Likud o la consolidación), el gran partido de la derecha nacionalista y laica que bajo su dirección volvió a los días del esplendor de Menahen Begin, su inventor.

Esta carrera espectacular, un éxito político con pocos parecidos en Israel si se exceptúa al legendario Ben Gurión, un civil, considerado el padre del Estado y su primer presidente, acabó súbitamente con la hemorragia cerebral sufrida en enero de 2006 en vísperas de unas cruciales y difíciles elecciones legislativas a las que concurría con su partido, Kadima (Esperanza), formado en los meses anteriores con los fans de siempre y quienes le prefirieron ante otros competidores tras las querellas internas del Likud que, realmente, nunca volvió a ser lo que fue. Le sucedió su fiel segundo, un civil realista y amigo personal suyo, Ehud Olmert, exministro de Hacienda, quien, al frente de una coalición, pudo formar un Gobierno estable que duró desde enero de 2006 a marzo de 2009.

La sombra de Sabra y Chatila

La impresionante biografía militar y política de Arik (el diminutivo por el que se conocía popularmente en Israel) sería, además, inatacable, más allá de rumores y problemas legales con algunos oscuros negocios sobre todo vía sus hijos, Gilad y Omri, si no fuera por el episodio que ha pasado a la historia como la matanza de Sabra y Chatila, dos campos de refugiados palestinos cerca de Beirut. La versión oficial israelí y la más extendida y probable es que los autores materiales de la masacre fueran milicianos parafascistas y ultras libaneses (del ala militar de las Falanges Libanesas del clan de los Gemayel), pero el general Sharon, ministro de Defensa y que no podía dejar su profesión de comandante de campo, sobre el terreno, estaba por allí, era su aliado y protector y tenía información.

El número de muertos de la inolvidable jornada del 25 de agosto de 1983 oscila entre los 350 de las versiones más moderadas y los 2.400 que difundió la Cruz Roja. La conmoción fue tal que el Gobierno de Israel decidió nombrar una comisión que, aunque se atuvo a la autoría material por libaneses hizo un reproche central a Sharon: no haberla evitado, tan cerca como estaba, tan al corriente de lo que podía ocurrir y con medios y autoridad para impedirlo. Por negligente y conducta inaceptable para un militar que, además, dañó el interés nacional israelí, la comisión Kahane recomendó al Gobierno el cese del general. Y así fue.

El éxito en la arena política

Colgó el uniforme y se centró desde entonces abiertamente en la lucha política. Sobra decir que el episodio de Sabra y Chatila no pareció quitarle ni un voto cuando los buscó en el Likud renovado tras la caída de Netanyahu, y con el que ganó las elecciones de 2001 y 2003.

Con todo, y para terminar, es útil subrayar su incompatibilidad personal con Benjamin Netanyahu, con quien había servido en dos Gobiernos. Visto lo visto y la moderada y realista gestión de Olmert, su amigo y heredero e inesperado relevo suyo en 2006 al frente del Ejecutivo no parece excesivo decir que Sharon murió más centrista de lo que había vivido. Su decisión de liquidar toda presencia civil (26 asentamientos) y militar en la franja de Gaza en 2005 ya había sido juzgada como inesperada y realista y debió vencer considerable resistencia social en Israel.

En cambio, el muro de separación (barrera de seguridad en la jerga oficial israelí) con Palestina, es de 2002, es decir, también de un Gobierno Sharon. Roba literalmente un 10% de suelo palestino y refuerza muy negativamente la imagen de un Israel-fortaleza-auto-encerrada como en las juderías medievales. El muro-barrera no puede ser puesto en el haber del hombre que acaba de morir tras dejar dicho que no desea ser enterrado en el cementerio de los ilustres en el Monte Herzl, sino junto a su esposa Lily en el rancho.

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