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ELOY GARCÍA
TORIL.
Jueves, 1 de enero 1970
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La implicación del municipio de Toril con su dehesa así como su apuesta por dar a conocer la misma a través de numerosas actividades encaminadas a fomentar un turismo sostenible y respetuoso con la misma, así como a la generación de empleo, han sido merecedores del reconocimiento de la Asociación de Municipios con Territorio en Parques Nacionales, compuesto por un total de 90 poblaciones.
Y lo ha hecho a través del premio Amuparna 2018, que recogió el alcalde de Toril, Benjamín Sánchez, durante el acto de clausura de las XXII Jornadas sobre Municipios y Parques Nacionales, celebradas recientemente en el Parque Nacional de Sierra Nevada. De ahí la satisfacción del primer edil, quien en su despacho del ayuntamiento de esta pequeña población de la provincia de Cáceres muestra orgulloso el galardón, a la vez que lo hace extensivo a los propietarios de las diferentes fincas que componen su dehesa, con un término municipal de 15.108 hectáreas, en las que habita una población de 170 habitantes, la mayoría diseminados en las citadas fincas. «Si la dehesa está así de bien conservada es porque nuestros antepasados lo han hecho bien. Somos conscientes de que tenemos que cuidarla porque vivimos de ella, es lo que tenemos», insiste.
En el transcurso de las jornadas celebradas en Sierra Nevada, Sánchez expuso las medidas llevadas a cabo en los últimos años -en todo caso respetuosas con el entorno- para dar a conocer la dehesa, acciones que supusieron el reconocimiento de los asistentes. Además -destaca- valoraron más las iniciativas de Toril que las de otras poblaciones del país que multiplican en número de habitantes a la cacereña, y por ende cuentan con más recursos a la hora de poner en marcha proyectos de cualquier tipo.
El alcalde, que ha anunciado su retirada tras 31 años en el Ayuntamiento, de los cuáles 25 como alcalde, rememora desde su despacho como comenzó todo, hace más de dos décadas, cuando iniciaron los trámites para recuperar la iglesia derruida, inmueble que finalmente se convertiría en el flamante centro de interpretación de la Reserva de la Biosfera 'Pórtico de Monfragüe'. A partir de ahí llegaron nuevas inversiones que se materializando en infraestructura encaminada a dar servicio al visitante y concienciarlos de la importancia de la conservación del medio y de la necesidad de coexistencia entre las actividades agropecuarias y cinegéticas que se desarrollan en este área de especial protección y la conservación en sí.
Entre las nuevas infraestructuras, además del centro de interpretación, destacan la recuperación de dos viejos inmuebles y su transformación en casas rurales y la construcción de un chozo tradicional donde también pueden alojarse los visitantes, sumando más de una veintena de plazas disponibles. También se han habilitado varias rutas senderistas y cicloturistas, además de poner en marcha un servicio de alquiler de bicicletas, que en todo caso se gestiona desde el citado centro de interpretación, dedicado a la vida y la conservación de la dehesa.
Para atraer a mayor número de visitantes, desde el centro se organizan jornadas de educación ambiental, visita de escolares, etcétera. En esta línea se encuentra, por ejemplo, jornadas sobre el esquileo o sobre descorche, que se organizan en colaboración con los propietarios de la dehesa, a quienes Sánchez insiste en hacer llegar su agradecimiento. «Traemos a alumnos no solo de colegios, sino también de ciclos formativos y de la universidad, para que vean de cerca cómo se lleva a cabo la saca del corcho, escuchando de boca de los propios profesionales que se dedican a ello cómo se hace para no dañar el árbol y la importancia que labores como esta tienen para que podamos seguir viviendo de la dehesa y que de esta forma pueblos como Toril no acaben desapareciendo», explica, señalando que en proyecto tienen iniciar experiencias de agroturismo, de forma que el visitante pueda conocer las labores tradicionales de la dehesa y a la vez sus propietarios puedan obtener beneficio de tal actividad.
A ello contribuye la generación de empleo, que hasta la fecha se cifra en tres puestos: un técnico de turismo y otro de medio ambiente, además de la persona que se encarga de la limpieza y mantenimiento de los alojamientos. Además, en parte gracias a la afluencia de visitantes se puede mantener el único bar que existe en el pueblo, que además ofrece servicio de comidas.
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