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Rotonda adornada con un tomate en Miajadas (Cáceres).
El tomate de la rotonda de Miajadas, ejemplo del 'feísmo'

El tomate de la rotonda de Miajadas, ejemplo del 'feísmo'

El ingeniero de Caminos Rafael Trapiello ha recopilado este y otros "disparates" en el proyecto Nación Rotonda, un trabajo documental que recoge "los desastres" provocados por la burbuja inmobiliaria

elcorreo.com

Jueves, 4 de junio 2015, 12:36

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En la localidad cacereña de Miajadas, un tomate gigante crece sobre una rotonda. Podría ser la escultura en forma de tomate más grande del mundo. Pero lo que es seguro es que constituye uno de los ejemplos del "feísmo" que sacude el desarrollo urbanístico de España de los últimos años. El ingeniero de Caminos Rafael Trapiello ha recopilado este y otros "disparates" en el proyecto Nación Rotonda, un trabajo documental que recoge "los desastres" provocados por la burbuja inmobiliaria y sus consecuencias en el medio ambiente. Urbanizaciones vacías, carreteras que no llevan a ningún sitio, especulación, ladrillazos... Y rotondas cuadradas. Los promotores del trabajo, que incluye a Miguel Álvarez y Esteban García como ingenieros de Caminos y a Guillermo Trapiello como arquitecto, ultiman la elaboración de un libro en papel después de haber visto crecer el proyecto on line durante dos años. El nuevo San Mamés y Vitoria no quedan bien parados en sus valoraciones.

Los nuevos ayuntamientos, situados en el ojo del huracán de la corrupción urbanística por sus competencias en la concesión de licencias y recalificaciones, se van a constituir el próximo día 13. ¿Serán capaces de controlar el desbarajuste, frenar la especulación y, de alguna forma, arreglar el desaguisado?

Lo primero es tener voluntad para hacerlo. Es decir, por ley, corresponde a los municipios la capacidad de crecer. Antes de 1998, esa potestad recaía sobre el Estado, que podía decidir las condiciones de las recalificaciones. Una sentencia judicial lo declaró anticonstitucional y dejó en manos de las comunidades autónomas y de los municipios esas competencias. El problema es que la única manera de financiación de los ayuntamientos, salvo algunos pocos impuestos que puede cobrar como son los de las basuras, pasa por el urbanismo. Entonces, dejar de hacer barbaridades urbanística implica más cosas. Una es olvidarse de los objetivos a corto plazo. Si un alcalde no desarrolla su pueblo y no saca rendimiento económico de él, no va a poder hacer el polideportivo o el centro de salud que ha prometido en las elecciones durante la legislatura.

¿Cuál será la influencia de los partidos emergentes en los ayuntamientos, teniendo en cuenta que existe una mayor conciencia social contra los desastres urbanísticos?

Todas las plataformas ciudadanas, que suman muchas opiniones de simpatizantes de base, es posible que se preocupen de otros temas y busquen gestionar mejor el dinero que hay en las arcas municipales, en vez de conseguir más dinero para hacer el polideportivo de turno. Veremos una política diferente. A ver cuánto.

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