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¿Qué ha pasado hoy, 17 de abril, en Extremadura?
Los residentes más veteranos realizan dinámicas para integrar a los novatos. C.M.
«Que la RUHC sea gratis para mí ha sido una salvación»

«Que la RUHC sea gratis para mí ha sido una salvación»

La Diputación de Badajoz financia el alojamiento y manutención de 148 jóvenes de la provincia con la gratuidad de la Residencia Universitaria Hernán Cortés

Miércoles, 26 de diciembre 2018, 08:18

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Sergio Rollán es un joven de 25 años natural de Mérida al que hace algún tiempo le podía su timidez. Sin embargo, decidió combatirla a base de arte. Se apuntó a teatro y asegura que este género literario le ayudó a superarla. Lo cierto es que actualmente Sergio se expresa con convicción y desparpajo. Cuenta que en 2011 realizó un viaje desde la capital extremeña hasta Badajoz con la maleta cargada de sueños y folios en blanco, ya que se trasladaba para estudiar Ingeniería Industrial Eléctrica. Pero su vida dio un giro teatral, porque perdió la beca y al siguiente año tuvo que abandonar los estudios por falta de recursos económicos. Pero desde el curso 2017/2018 la Diputación de Badajoz ofrece la gratuidad de las casi 150 plazas de la Residencia Universitaria Hernán Cortés (RUHC) y aprovechando esta segunda oportunidad, Sergio retomó la carrera. «Para mí ha sido una salvación», subraya.

De esta forma, la institución provincial posibilita que todos los jóvenes de la provincia pacense puedan obtener un título universitario sin que las economías familiares más debilitadas sean una roca en el camino. El requisito principal, además de residir en la provincia de Badajoz como mínimo desde hace un año, es ser alumno de la Universidad de Extremadura, ya sea de una carrera universitaria, máster o doctorado, y estar matriculado en más del 25% de créditos de la totalidad de un curso. Además, se ofrecen seis plazas para los estudiantes de Grado Superior de Música en el conservatorio Bonifacio Gil de Badajoz. En total hay 148 plazas: 80 para chicas y 68 para chicos. La RUHC también tiene en sus instalaciones un salón de actos con 200 butacas, un gimnasio, varias salas de estudio y otras tantas de evasión, cabinas musicales insonorizadas para ensayar con un instrumento sin que traspase el sonido, y una biblioteca técnica (con libros académicos) y otra general, para los amantes de la literatura.

JuanDiego Gallardo es de Campanario y dentro de poco será médico. A sus 22 años estudia quinto de Medicina y lleva cuatro cursos residiendo en la RUHC. Él es uno de los que ha vivido el cambio de abonar una mensualidad a dejar de hacerlo. «Antes pagábamos 275 euros, que era la cuarta parte del coste de nuestra estancia, pero al ser totalmente gratis, ha sido un alivio porque estudiamos aquí mi hermano y yo», confiesa. Sin embargo, asegura no haber notado disminución en la calidad ni tampoco en la cantidad de los servicios de la residencia. Para poder acceder a la misma se tiene en cuenta la renta familiar y la nota, por eso predominan los estudiantes de Medicina, porque suelen tener unas calificaciones altas.

Lorena Muñoz, Juan Diego Gallardo, María Fuentes, Jaime Chávez, Sergio Rollán, Esther Núñez y Jennifer Carrascal.
Lorena Muñoz, Juan Diego Gallardo, María Fuentes, Jaime Chávez, Sergio Rollán, Esther Núñez y Jennifer Carrascal. CASIMIRO MORENO

María Fuentes, de Cabeza del Buey, también se ha decantado por la ciencia que estudia las enfermedades humanas. Ella lleva cinco años en la Hernán Cortés y apunta que en este lustro las infraestructuras han mejorado. «Han cambiado algunos muebles y han renovado los cuartos de baño», detalla.Sin embargo, lo más importante para ella es el legado que van dejando los más veteranos a los nuevos residentes. «Son pequeñas tradiciones como los juegos de integración que se hacen al comenzar el curso, o la particularidad de que todos los de un mismo departamento bajen juntos a comer», puntualiza.

Además, la RUHC acoge una amplia oferta cultural, con ciclos de cine, conciertos, o monólogos, entre otras disciplinas. Asimismo, para los residentes hay talleres de teatro, pintura y debate. Para fomentar la participación en estas actividades se premia su asistencia con puntos que suman a la hora de mantener la plaza de cara al próximo curso. Jennifer Carrascal es de Jerez de los Caballeros y está en su primer año de Fisioterapia. «Soy muy tímida y el taller de teatro me ayuda a integrarme, además nos enseñan técnicas muy útiles como las de respiración», explica a sus 18 años. Coincide con ella Esther Núñez, futura psicóloga de Mérida.

«La carrera te aporta mucho a nivel académico, pero la residencia lo hace a nivel personal.Además, te posibilita adquirir nuevas habilidades», indica Esther. Es su segundo curso en la RUHC. El año pasado se apuntó al taller de pintura y este se ha decantado por el de debate. Poniendo en práctica los conocimientos adquiridos, el pasado 4 de diciembre, ella y unas compañeras impartieron una charla sobre feminismo en el salón de actos de la residencia, en la que hablaron de machismo y cómo afecta a mujeres y hombres, de patriarcado, o de violencia de género, entre otros términos.

Lorena Muñoz, muy concienciada con este tema, también colaboró en esta actividad divulgativa. Esta dombenitense estudiante de Enfermería, en un principio dudó si vivir en una residencia o en un piso, pero cuenta que su padre la animó a escoger la segunda opción diciéndole que conocería a mucha gente. «Ya no me quiero ir. Si hago un máster u otra carrera, me gustaría seguir en la RUHC», manifiesta. Además, el hecho de vivir en una residencia con la manutención incluida, ayuda a los residentes a centrarse totalmente en su labor: estudiar. «Estás como en tu casa, no tienes que perder tiempo haciendo la comida», comentan.

Parece que los jóvenes que residen en la RUHC son conscientes de las ventajas que implica una residencia: una dieta más equilibrada que la que albergan las cocinas de los pisos de estudiantes, ambiente permanente de estudio, o la estabilidad que dan unos horarios fijos. Además, hay quien entre sus paredes se siente «más seguro». Es el caso de Jaime Chávez, que está en su primer año de Comunicación Audiovisual y procede del Valle de Santa Ana. «Aquí estás más arropado, nunca estás solo», indica. Convivir en un espacio compartido con tanta gente ayuda a ser más tolerante, a solucionar conflictos y a tener varios puntos de vista, coinciden veteranos y novatos.

Paseando por sus pasillos, da la sensación de que la Residencia Universitaria Hernán Cortés es un lugar en el que se crean lazos eternos. Allí viven jóvenes que serán futuros médicos, enfermeros, psicólogos, fisioterapeutas, o comunicadores, entre otros. Jóvenes solidarios que cada año llevan a buen puerto una acción social. El año pasado fue 'Stop Malaria' y este, 'Lucha de gigantes', causa para la que ya han recaudado más de 3.000 euros que donarán a la oenegé Acción Contra el Hambre. «Tratamos de devolver a la sociedad la inversión que hace la Diputación de Badajoz en nosotros», aseveran.

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