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Los alumnos reciben nociones de poda de árboles. S.GÓMEZ.
'Inclusión en verde' forma a futuros jardineros

'Inclusión en verde' forma a futuros jardineros

Integración. Un grupo de 15 alumnos, la mitad con discapacidad intelectual, se prepara en Villanueva para abrirse un hueco en el mundo laboral

SOLEDAD GÓMEZ

Domingo, 2 de agosto 2020, 10:14

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Las plantas no son el fuerte de Ángela, ya que casi toda maceta que ha pasado por sus manos no ha tenido larga vida «y mira que yo las regaba, pero se acababan muriendo y encima me daba mucha pena». Sin embargo, José ni lo intentaba. Lo suyo era el tapizado de muebles, que es a lo que se ha dedicado casi toda la vida, hasta que llegó la crisis económica y sanitaria y tuvo que cerrar su empresa con 58 años. Pero ambos tienen en común la inquietud y las ganas de aprender una labor que les abra un hueco en el panorama laboral y que les enriquezca personalmente. En el programa formativo Crisol de actividades auxiliares en viveros, jardines y centros de jardinería lo han encontrado.

'Inclusión en verde' es el nombre del proyecto en el que participan 15 personas desempleadas en riesgo de exclusión social, donde la mitad de ellas pertenecen al centro ocupacional de Inclusives Villanueva de la Serena, contando con algún tipo de discapacidad intelectual. Un proyecto formativo y laboral, pero sobre todo de inclusión social, que ya empieza a germinar.

Ubicados en las aulas del barrio de Salamanca en Villanueva de la Serena, cedidas por el Ayuntamiento, este programa, subvencionado por la Junta de Extremadura, el Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe), la Unión Europea y el Fondo Social Europeo, se inicia a primera hora de la mañana. Aunque de momento las clases se centran en la teoría, ellos ya tienen ganas de empuñar las armas para aprender «a cuidar las plantas», como señala Toni Carrasco. Esta joven quiere iniciarse en el mundo de la jardinería ya que «me encantan las plantas y dentro del itinerario personal para encauzar mi futuro profesional que me han hecho en Inclusive mi perfil encaja en este tipo de labores», cuenta. No en vano, asegura que lo que mejor se le da es cortar el césped, algo que ya ha hecho alguna vez en las instalaciones del Centro Especial de Empleo. Y en casa cuida varias plantas, «como el aloe vera, que lo uso mucho copara las quemaduras», relata orgullosa.

Quienes no han encontrado todavía un empleo en el que desarrollarse son Inés María Suárez y Ángela Jiménez. Su discapacidad ha hecho que lo de insertarse en el mundo laboral se les haya puesto un poco más cuesta arriba, «pero después de aprender jardinería yo creo que encontraremos trabajo, por ejemplo, cuidando los jardines municipales en Villanueva», explica Inés María.

Segura está de ello Ángela, a quien le preocupa el poco cuidado que a veces tiene la ciudadanía para mantener limpias las zonas verdes. Pero no solo eso, también le preocupa tener una independencia económica, «ya que el hecho de que tengamos una discapacidad no quiere decir que no lo podamos aprender y ejercer igual que otra persona», expresa.

Entre serruchos y tijeras de podar aprenden el oficio, reafirmando siempre las nociones de seguridad antes de empuñarlas. Lo primero es aprender a manejar estas herramientas, «es básico para trabajar en jardinería», aunque hay otras a las que en el taller se da la misma importancia. Son las herramientas de integración de los alumnos. «Algo que para todos ha sido un sido un reto, aunque desde el primer momento se respetan y están muy comprometidos con el trabajo y con formar un grupo homogéneo en el que no hay ninguna diferencia notable», explica Silvia Álvarez, coordinadora del proyecto.

Y es que apenas llevan un mes de curso y es como si se conocieran de toda la vida. Incluso para alguno de ellos, el hecho de que la mitad de los alumnos tengan alguna discapacidad intelectual ha sido un acicate para animarse a participar. Es el caso de Eva Chaparro, que ha trabajado como jornalera en explotaciones agrarias, y quiere ampliar sus conocimientos para lograr un trabajo más estable, «y si es al lado de las personas con discapacidad, mejor aún», confiesa. Eva destaca la integración grupal que se ha creado desde un primer momento, «y es algo que me encanta, porque a mí siempre me ha gustado mucho ayudar a los demás, y quisiera que mi proyecto de vida estuviera relacionado con la discapacidad», añade.

Pero toca salir del aula a los jardines de la plaza de Salamanca y lo hacen ilusionados con su primera clase práctica que consistirá en el mantenimiento de la zona y algo de poda en verde, «ya que en verano no se pueden hacer muchas otras labores», cuenta Aída María Bravo, monitora del curso. Pero más adelante tendrán que manejar todo tipo de herramientas como cortacésped, desbrozadoras, sopladores o serruchos. Y todo ello para aprender sobre diseño de zonas verdes, las distintas especies de plantas, su mantenimiento, poda y problemas fitosanitarios «y sin ninguna nivelación en los contenidos para personas con discapacidad, ya que impartimos de igual manera para todos».

Y lo mismo ocurre cuando trabajan habilidades sociales, desarrollo integral de la persona y asesoramiento continuado individual «para enfrentarles a cualquier otro trabajo», añade la tutora, Ana Retamar.

Tras seis meses de curso llegarán otros tres de prácticas en el Centro Especial de Empleo de Inclusive. Después solo será necesario que el mercado laboral del sector se abra para acoger a personas con capacidad para trabajar en el sector de la jardinería sin reparar en cualquier otra condición.

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