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El acusado durante la primera sesión del juicio celebrada ayer. :: PAKOPÍ
«Creo que murió por mis golpes, pero no era mi intención»

«Creo que murió por mis golpes, pero no era mi intención»

El acusado de matar a su expareja en 2016 en el pantano de Alange admite en el primer día del juicio que lo hizo, pero su defensa alega que es homicidio y no asesinato

N. R. P.

BADAJOZ.

Miércoles, 24 de enero 2018, 08:23

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Aparcaron junto al pantano de Alange para mantener relaciones sexuales. Ella le enseñó mensajes de otro hombre en su móvil, él tuvo un ataque de celos y discutieron. Ella amenazó con salir del coche y tirarse al agua y él la golpeó en la frente con una botella de whisky. Fuera del coche, le dio otro golpe, se rompió la botella y ella cayó por un terraplén hasta el agua, donde volvió a golpearla dos veces, pero con una piedra. La dejó allí y huyó en estado de pánico. «Creó que murió por mis golpes, pero no era mi intención. Me arrepiento mucho. Pido perdón a la familia».

Es la versión del acusado de matar a su expareja el 7 de enero de 2016. Ginel P., un ciudadano rumano de 29 años y vecino de Aceuchal, declaró ayer en la primera sesión de un juicio en el que se enfrenta a una condena de 26 años de cárcel. La Fiscalía pide una pena de 25 años por asesinato al considerar que hubo alevosía y ensañamiento y un año por quebrantamiento de condena, ya que este hombre debía mantenerse alejado de la víctima cuando la mató. Había sido condenado por amenazas en un juzgado de violencia de género solo unos meses antes. La defensa, sin embargo, asegura que es homicidio y solicita que cumpla nueve años por contar con atenuantes (intoxicación etílica, arrebato u obcecación y confesión) y seis meses al admitir el quebrantamiento de condena.

Ambas versiones se confrontarán estos días en un juicio con jurado que se celebra desde ayer en la Audiencia Provincial. La clave será que las acusaciones sean capaces de demostrar alevosía y ensañamiento. Además de la Fiscalía, hay un abogado de la acusación particular que representa a la familia de la víctima y otro letrado de la Junta de Extremadura que ejerce la acusación popular al tratarse de un caso considerado violencia de género.

Para tratar de demostrar su versión, las acusaciones cuentan con la declaración de testigos así como los guardia civiles que llevaron la investigación tras hallar el cuerpo sin vida de Mirela G., de 21 años y madre de dos hijos, flotando en el pantano el 7 de enero de 2016. Esos testimonios tendrán lugar hoy. Aún puede ser más vital la sesión de mañana, en la que los forenses desgranarán el informe de la autopsia.

Ayer, en la primera jornada, se constituyó el jurado, que cuenta con nueve titulares y dos suplentes. A continuación se leyó el escrito de la acusación y la Fiscalía realizó su primera intervención. Según el Ministerio Público, el 6 de febrero de 2016 a medianoche Ginel P. y Mirela G. se pusieron en contacto por teléfono a pesar de la orden de alejamiento. Sobre las 01.20 de la madrugada el varón recogió a la mujer en Badajoz y se desplazaron a un polígono industrial de la capital pacense. Allí discutieron por las amistades que tenía ella.

La Fiscalía alega que Ginel P. decidió arrancar su coche e ir al pantano de Alange, ya con la intención de acabar con la vida de su expareja. Una vez allí, asegura que la golpeó durante más de una hora, por lo que sufrió hasta 43 lesiones, especialmente en la cara, la cabeza y el cuello. Además la estranguló y la sumergió en el agua. «Le arrebató la vida y Mirela perdió su segunda oportunidad», concluyó ayer la fiscal. Tras los hechos, el acusado se deshizo de la ropa de la víctima, limpió su coche por dentro y por fuera y tiró también su propia ropa para tratar de borrar los rastros del crimen.

Por su parte, el abogado de la acusación particular, Francisco José Conde, insistió en que se trata de un caso de violencia de género que ha dejado a dos niños sin su madre. El menor, de solo año y medio cuando falleció Mirela G., también es hijo del acusado. Conde destacó la frialdad de Ginel. «Que pudo dormir tras ser detenido por matar a la madre de su hijo». Francisco Caldera, abogado general de la Junta, añadió que la Administración regional se ha implicado en la causa por la gravedad de los hechos e insistió en que hay alevosía y ensañamiento y que se demostrará en los próximos días.

A continuación la abogada defensora, María del Carmen González, se dirigió al jurado para insistir en la importancia de mantener la presunción de inocencia de su cliente. Destacó que no tenía la intención de matarla, que las lesiones pudieron producirse por la caída y que su cliente confesó antes de ser detenido y colaboró con la investigación.

«Un ataque de celos»

Finalmente tuvo lugar la declaración del acusado, que contestó las preguntas de todas las partes. Su versión fue muy distinta. El joven insistió ayer en que no hubo nunca violencia de género y que todo fue un montaje de la pareja para que ella cobrase la ayuda por ser víctima.

La noche de los hechos, Ginel P. aseguró que ella le pidió que comprase botellón y la recogiese. Fueron a un polígono, bebieron y mantuvieron relaciones sexuales. Según P., en ese momento pasó un coche de policía y temieron ser descubiertos por lo que decidieron ir a Aceuchal, a la casa de él. En el trayecto cambiaron de destino y optaron por ir a la zona del pantano, donde ya había acudido en otras ocasiones para estar a solas. Una vez allí, según la versión del acusado, discutieron porque ella mantenía relaciones con otro hombre. Ella dijo que quería matarse y cuando fue a salir del coche, la golpeó con la botella iniciando la agresión que acabó con la vida de la mujer. «Fue un ataque de celos. Entré en estado de pánico. No sabía lo que hacía», repitió varias veces.

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