Borrar
Directo Directo | Ninguna procesión de las tres previstas en Badajoz sale a la calle
Concierto de La habitación roja.
Los poperos abarrotan el paseo de las Laderas de Alburquerque

Los poperos abarrotan el paseo de las Laderas de Alburquerque

francisco josé negrete

Sábado, 21 de julio 2018

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La imagen era realmente surrealista: cinco niños jugaban al fútbol dentro de la recién estrenada fuente de la plaza de España, mientras unos jóvenes indies les miraban con curiosidad y cierto asombro, y estos a su vez eran escudriñados por unos alburquerqueños de mayor edad que tomaban unos refrescos en la misma plaza, presidida por el cartel de Contempopránea, ubicado en lo alto de una antigua iglesia reconvertida en cafetería.

Ocurrió en la tarde-noche del viernes, cuando los poperos de todos los puntos de la geografía nacional empezaban a tomar posiciones en las terrazas del centro de Alburquerque y degustaban unas raciones antes de subir al recinto de conciertos, en la ladera sur del castillo. La noche antes, se había celebrado una fiesta gratuita de bienvenida en esa misma plaza de España, la más multitudinaria de los últimos años.

Esa misma mañana, ya empezó a llegar gente en mayor número para ocupar un centenar de casas alquiladas para el fin de semana, una vez que las escasas plazas hoteleras de Alburquerque y comarca estaban reservadas desde hace semanas, e incluso meses. Asimismo, la zona de acampada, más pequeña que antaño pero con más sombra, acogía a los primeros campistas.

Este año, la organización había dispuesto unos actos matutinos, como la proyección, en el Espacio de Creación Joven, del documental Champán para todos, homenaje a Sergio Argola, fundador de la mítica banda indie El niño gusano, fallecido ahora hace 10 años.

Concierto de Lory Meyers.
Concierto de Lory Meyers.

A lo largo de todo el viernes, en el pueblo había una circulación de vehículos inusual, salvo en acontecimientos como Contempopránea, pero fue por la noche, a partir de la actuación de La Habitación roja, cuando se vislumbró que, tal y como preveía Agustín Fuentes, director del festival, esta vigésimo tercera edición va a ser histórica en cuanto a asistencia de espectadores. Así, durante el concierto de Lori Meyers, banda homenajeada en esta edición, sobraba incluso la enorme torre donde se sitúan los técnicos de sonido e iluminación porque, ubicada donde el paseo comienza a estrecharse, impedía la visión del escenario a cientos de asistentes que no encontraban ni un centímetro de hueco en la zona ancha de las Laderas.

Tras finalizar los granadinos un concierto que supo a gloria, llegó la calma, y una marea humana comenzó a bajar hacia los puestos de avituallamiento. La organización debería haber dispuesto más casetas donde adquirir tickets de consumo y, sobre todo, más cabinas de aseo porque las colas eran kilométricas, y se puede esperar cómodamente para conseguir vales canjeables por comida y bebida, pero no para evacuar la gran cantidad de cerveza y «cubalitros» ingeridos por los asistentes.

Parecía que a partir de Lori Meyers reinaría la calma en el paseo, pero nada más lejos de la realidad; con Carolina Durante, a partir de las 4 de la madrugada, volvió la locura. Este joven grupo madrileño, de reciente creación, está arrasando con su pop fresco y sus letras de «chicos pijos», aunque, paradójicamente, las canciones echen por tierra sus estilos de vida: «Todos mis amigos se llaman Cayetano/ no votan al PP, votan a Ciudadanos»…

Asistentes al festival.
Asistentes al festival.

El sábado hubo un cambio radical en el ambiente, especialmente en las horas diurnas, y es que finalmente llegó el calor. No se veía tráfico alguno ni a gente en los bares y restaurantes del centro, porque la inmensa mayoría de los asistentes estaban en las piscinas, que se desquitaron de un verano hasta ahora flojísimo por las bajas temperaturas.

Y llegó la noche, y con ella los noctámbulos tomaron de nuevo las calles céntricas de Alburquerque, las terrazas, el largo camino hacia el recinto de conciertos, donde una muralla de vallas y de personal de seguridad, impedía que el botellón avanzara hacia arriba. Y, finalmente, el paseo de las Laderas, sin el cual no existiría Contempopránea: es una rémora para que el festival crezca en aforo, pero es el lugar emblemático del festival, el que atrae a tantos y tantos indies. Dentro tocaron anoche grupos como La Bien querida, Izal, Dorian y Zoé, y el paseo «petó» … Pero es lo que hay. Contempopránea es Alburquerque.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios