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Juan Carlos Ramos
Lunes, 28 de abril 2025, 07:35
El Santuario de la Virgen del Puerto volvió a latir ayer con fuerza. Bajo un cielo despejado y un sol que parecía anunciar el verano, miles de personas se acercaron a la ermita, a lo largo de todo el día, para participar de una romería que trata de rememorar épocas pasadas. Lo hizo con el fervor religioso de antaño, pero también con una oferta lúdica que va en aumento.
El trasiego de personas fue constante a lo largo de todo el día. Había dos puntos vertebradores. Uno, el Santuario, donde familias enteras, jóvenes y mayores, vecinos de siempre y visitantes ocasionales, depositaron sus ofrendas ante la patrona. Otro, 200 metros más arriba, la explanada coronada por el escenario móvil de la orquesta Cuarta Calle, que amenizó musicalmente la jornada a partir del mediodía.
La bachata, el reguetón y la rumba hicieron un parón en torno a las 6 de la tarde, hora fijada para la salida de la procesión. Exactamente, el reloj marcaba las 18.10 cuando las puertas de la ermita se abrieron y la Virgen, llevada en volandas por los miembros del equipo de gobierno con el alcalde Fernando Pizarro al frente, asomó al patio exterior. Un instante de tensión recorrió el aire: un inesperado viraje a la izquierda hizo peligrar su equilibrio, arrancando un murmullo entre los presentes. Pero la Virgen resistió y continuó su camino, escoltada por los pañuelos y aplausos de una multitud entregada.
Mientras la procesión avanzaba, las pujas se preparaban. La voz del periodista y cofrade José Luis Hernández tomó el relevo, dirigiendo una subasta que, como cada año, se fue animando a medida que se iban alzando las voces. Casi a continuación, la música volvió a acompañar la tarde hasta la puesta de sol, con los ritmos animados de Cuarta Calle encendiendo la explanada. Bailes, sonrisas y reencuentros llenaron un espacio donde la fe y la fiesta se entrelazaron de forma natural.
La jornada, sin embargo, también estuvo marcada por la responsabilidad. El transporte público o la caminata se convirtieron en el principal aliado de los romeros para evitar atascos. Además, la Policía Local desplegó un importante dispositivo de seguridad, con controles de acceso, vigilancia del consumo de alcohol entre menores y presencia de la unidad canina para prevenir el tráfico de estupefacientes.
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