«Ser la primera mujer canciller de la Diócesis de Plasencia es una gran responsabilidad»

Es laica y es mujer y, aun así, ocupa el tercer puesto en la curia diocesana. Solo por detrás del obispo y el vicario general, María Teresa Marcos Martín está haciendo historia en la Diócesis de Plasencia. Porque nunca antes una mujer laica había sido canciller-secretaria general del Obispado. «Estoy muy contenta, aunque soy consciente de lo que esto conlleva», afirma María Teresa Marcos. «Porque ser la primera mujer canciller de la Diócesis es una gran responsabilidad».

En la línea marcada por el papa Francisco de apostar por laicos y mujeres, fue el todavía obispo de Plasencia, José Luis Retana, quien la llamó un día para ofrecerme el cargo, recuerda María Teresa, que acaba de cumplir los 30 años. «Había visto mi currículum y quería hacerme una entrevista». Una prueba que superó con facilidad porque tras la misma le ofrecieron ser la nueva canciller. Ella aceptó. «Estoy muy contenta con la decisión, porque he sido muy bien acogida en la Diócesis y mi integración ha sido muy fácil; aquí hay un gran ambiente de trabajo y la verdad es que estoy muy a gusto».

Natural de Escurial de la Sierra (Salamanca) y nacida en el seno de una familia católica practicante, el trabajo de canciller permite a María Teresa servir a la Iglesia a través de su gran vocación, que es el Derecho Canónico, el que descubrió cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Salamanca y del que hoy es una experta. Tras licenciarse en Derecho cursó un máster en esta especialidad en la Pontificia y después se animó a hacer también la licenciatura, para lo que antes tuvo que realizar cursos específicos de Teología. Estudios que completó después con formación en Derecho Militar, cursos rotales del Tribunal de la Rota y un máster en Mediación.

En la actualidad sigue estudiando, como ha hecho hasta el momento, compaginando unas carreras con otras. Ahora, el doctorado en Derecho Canónico en la Universidad Pontificia de Salamanca. De ahí que su currículum fuera determinante en la elección de monseñor Retana. Y su apuesta por una mujer laica como canciller, un regalo para María Teresa Marcos. «Porque para mí significa que el esfuerzo realizado a lo largo de los años merece la pena».

«También porque supone un camino de apertura de la Iglesia, aquí desde luego la Diócesis vive conforme a los tiempos actuales, apostando por mujeres y laicos preparados para el trabajo que se les encomienda». «Yo no soy canciller por ser mujer, sino por ser una persona capacitada para el trabajo, porque ese debe ser el requisito, se sea hombre o mujer», deja claro. En este caso para un trabajo que consiste en «cuidar y redactar las actas de la curia, hacer la función de notaria de la Diócesis firmando y sellando lo que se acuerde y ratificando que todo está correcto». Y también, aclara, tratando de resolver las dudas que pueden surgir en el día a día de la Diócesis. «La vida de la Iglesia tiene que estar regulada y toda ella tiene su reflejo en la ley canónica». En la que María Teresa es sin duda una experta y en la que sigue formándose también para, a través de ella, «servir, hacer pastoral».