Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Instalaciones actuales de la estación de tren de Plasencia. :: Hoy
Plasencia cumple 125 años sobre las vías

Plasencia cumple 125 años sobre las vías

El tren placentino celebra su 125 aniversario con nuevas inversiones y mejoras en las instalaciones | Si bien la línea no tuvo el éxito esperado, la llegada del ferrocarril supuso un gran avance en materia de transportes y desbancó a la diligencia

LUCÍA SEMEDO

Domingo, 29 de julio 2018, 09:51

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Plasencia. La estación de tren de Plasencia cumplió esta semana 125 años desde su inauguración, el 26 de julio de 1893. Este aniversario se celebra en un año en el que el tren está de enhorabuena: Adif confirmó las mejoras que se acometerían en la estación placentina con una inversión superior a los 4 millones de euros.

Según explicaron desde el ayuntamiento, estos trabajos mejorarán las condiciones de la estación, respetando los edificios que datan del siglo XIX. Se ampliará la cafetería, se ofrecerán nuevas zonas de descanso para los viajeros, se crearán nuevas plazas de aparcamiento y se anexionará la nave, ahora abandonada, que colinda con las instalaciones.

Esto, tal y como expresó el edil de Urbanismo, José Antonio Hernández, «nos acerca al tren de alta velocidad, ya que no tendría sentido una inversión tan grande por parte de Adif si no fuera a dotar de buenas conexiones a la estación placentina».

Tanto el jefe de estación como otros trabajadores vivían en las instalaciones o junto a las vías

Se entiende que el tren y las comunicaciones son un aspecto que puede volverse esencial en el desarrollo de una ciudad. Eso fue lo que ocurrió en 1893, cuando se inauguraron las instalaciones: se logró así la conexión más rápida con Béjar, convirtiéndose en un atractivo más que invitaba a instalarse en la ciudad. Con el paso del tiempo las líneas se fueron ampliando y, poco a poco, el ferrocarril unió Plasencia con Astorga. Madrid también pareció acortar sus distancias con el norte de la provincia de Cáceres y el tren, entonces ferrocarril, se constató como una importante señal del progreso.

Así lo explica José Luis Domínguez Sánchez, investigador histórico especializado en el ferrocarril y vinculado a Plasencia durante su infancia. «El paso de la diligencia al ferrocarril fue el mayor avance que se ha visto en materia de comunicaciones. El ferrocarril era más cómodo, seguro y confortable, además de que ofrecía viajes más cortos». Comparándolo con la diligencia, que aún se valía de animales, carecía de suspensión en la mayoría de los casos y dependía en gran medida de la calidad de los caminos, por lo que no es de extrañar que tren llegara para quedarse y desterrara los modelos anteriores.

La estación de Plasencia, en sus inicios, era considerada de segundo grado. «La Compañía del Oeste -explica Domínguez- era la encargada de ejecutar estos trabajos y tenía cuatro clases de estaciones. La de Plasencia, por volumen y conexiones, era de las de segunda clase». Esto significaba que era un espacio grande, con al menos dos plantas, salas de espera, sala de telégrafo, despacho de equipajes, almacén... Y viviendas para el jefe de estación y otros operarios.

«En aquella época era normal que el jefe de estación viviera en las instalaciones -aseguró Domínguez- y no solo él, sino también otros trabajadores. Incluso junto a las vías la compañía habilitaba edificios para que los trabajadores vivieran». Eran aquellos que se dedicaban a controlar el estado de las vías, que veían sus vidas ligadas a este peculiar empleo. Esta figura, sin embargo, desapareció hace años gracias a la mejora de los materiales.

Otro de los aspectos llamativos eran los precios y el sistema que se utilizaba para calcularlos. «Un billete de primera clase costaba 12 pesetas por kilómetro, uno de segunda clase 8 y uno de tercera clase costaba 6 pesetas», explicó.

Por supuesto, el ferrocarril no era ni mucho menos tan cómodo como los trenes con los que contamos ahora, que ofrecen servicios como wifi o cargadores para los aparatos tecnológicos. Pero, sin embargo, para aquella época permitió llegar una forma diferente de viajar. «Además de suspensión en sus vagones enseguida se le añadió la calefacción, tenía ventanas que podían abrirse y cerrarse, acolchados en los vagones de primera clase...», indicó Domínguez.

Pese a que supuso un adelanto, es cierto que esta línea no obtuvo los beneficios esperados, lo que hizo que el sistema no terminara de asentarse. La línea de la Ruta de la Plata Ferroviaria se cerró en 1985. Actualmente, el Movimiento por el Tren Ruta de la Plata solicita que vuelva a darse este servicio. José Luis Domínguez trabajó con el colectivo, que recientemente se puso en contacto con el Defensor del Pueblo para volver a ponerla en marcha.

El experto llegó a Plasencia con 6 años y pasó su infancia en la ciudad. Ahí es donde empezó a sentir interés por los trenes y el mundo que los rodea. Domínguez cuenta que caminaba hasta Oliva de Plasencia siguiendo la vía para llegar a casa de sus familiares, lo que hizo que empezara a preguntarse por la historia del tren y cómo era antes de que él llegara.

Esto, recientemente, quedó plasmado en el libro que tiene entre manos, que hace hincapié en ese periodo de actividad en la ciudad y en cómo el ferrocarril vivió su auge en esos años. Junto con Laura Sánchez, también placentina y especialista en artes gráficas, pusieron en marcha el proyecto que culminará con la impresión del volumen. La presentación del libro en Plasencia tendrá lugar en septiembre.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios