¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
Jaime Antón, en la puerta de la iglesia de San Esteban, donde lleva pidiendo más de 15 años. ANDY SOLÉ

«Sé que pedir es vergonzoso, pero la vergüenza se pierde cuando se quiere comer»

Jaime Antón, el placentino que lleva más de 15 años en la puerta de San Esteban, confía «en dejar la calle pronto»

Lunes, 20 de diciembre 2021, 07:28

Es posiblemente el placentino que más tiempo lleva pidiendo en la calle. Empezó como otros muchos recorriendo la zona centro, los aparcamientos y las iglesias ... hasta que finalmente se quedó en una de las puertas de San Esteban.

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De hecho es en este lugar donde ha pasado la mayor parte de los últimos 15 años, los que Jaime Antón lleva pidiendo. Donde cada día sigue acudiendo, de lunes a domingo, entre las 9.30 y las 13 horas aproximadamente. Y donde sigue encontrando ayuda. «Porque como soy de aquí, pues hay mucha gente que me conoce, a mí y a mi familia, y sí me dan dinero», afirma. «Y con lo que he ido sacando cada día he ido tirando, aunque hay días claro que no he llegado ni a los dos euros». Otros, sin embargo, ha sumado hasta 40 y, en alguna ocasión, bastante más. «No es frecuente ni mucho menos, a lo mejor sucede una vez al año y el año que ocurre, pero me han llegado a dar un billete de 100 euros».

Paga por minusvalía

Jaime Antón ha cumplido 59 años. Sigue viviendo en la casa de su madre, en el centro placentino, la que compartió con ella hasta que falleció. «Fue en 2002, me fui entonces a Madrid y estuve allí trabajando en la construcción tres años; pero se acabó y regresé y comencé a pedir».

Antes había trabajado de forma esporádica en la ciudad en el mismo sector, también en el campo y en un negocio familiar. Y tras regresar de Madrid, «trabajé durante seis meses a media jornada en el cementerio». Cuando terminó el contrato, ya no buscó más. Y comenzó a pedir en la calle. «No podía ni puedo trabajar, hace años que tengo muchos problemas de espalda; yo sé que pedir es algo vergonzoso, pero la vergüenza se pierde cuando se quiere comer y yo hace mucho tiempo que la perdí».

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Pero ahora confía en «poder dejar la calle pronto». Según explica, «me han reconocido los problemas que tengo, los que me impiden trabajar y me han concedido una pensión por minusvalía de 600 euros». Lleva dos meses ya cobrándola y, «por eso espero no tener que pedir más en poco tiempo; lo he seguido haciendo porque tengo gastos pendientes que atender en casa y también míos, y para todo no me da todavía la pensión».

Pero asegura que «en cuanto pueda llegar a fin de mes dejaré de pedir en la iglesia de San Esteban», desde donde saluda cada mañana a muchos conocidos y entabla conversación también con otros tantos. «Porque son muchos los años que llevo aquí y nunca he tenido ningún problema con nadie».

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