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Enfermos de alzhéimer durante una de las sesiones de terapia en el pabellón 12. :: david palma
Una lucha diaria contra el olvido

Una lucha diaria contra el olvido

Más de 200 personas reciben atención y formación en su sede del recinto de Valcorchero | Afads cumple 20 años de servicio a enfermos de alzhéimer y sus familiares

ANA B. HERNÁNDEZ

Domingo, 7 de enero 2018, 10:59

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plasencia. Es una de las entidades que este año será premiada con un San Fulgencio. La ciudad reconocerá así la labor que viene desarrollando durante 20 años en el norte extremeño. Dos décadas dedicadas a las personas con alzhéimer y también a sus familiares. Una lucha diaria contra el olvido que le ha valido la declaración de asociación de utilidad pública.

«Porque tratamos de llegar a donde la administración no llega, con un trato directo y cercano a pacientes y familias, con una plantilla estable que conoce el trabajo igual que quienes forman la junta directiva, familiares de personas con alzhéimer que han vivido o viven la situación», explica María Climent, trabajadora social y coordinadora del equipo técnico de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias del norte de Cáceres (Afads).

Su historia es la que justo ahora, hace 20 años, en enero de 1998, comenzaron a escribir los que decidieron unirse para crear la asociación y, a través de ella, buscar recursos y ayuda especializada para quienes padecían una enfermedad degenerativa, sin cura, que entonces no era tan conocida como ahora. Desde sus inicios la sede se fijó en Plasencia. Primero en una habitación de la residencia San Francisco, después en un local del centro de asociaciones de San Juan y, desde 2005, en el pabellón 12 del recinto de Valcorchero. Donde hoy mantiene sus puertas abiertas a quienes necesitan esa ayuda especializada.

«Nuestro objetivo es que el enfermo mantenga su autonomía el mayor tiempo que sea posible»

Es la que brindan las siete auxiliares de enfermería que trabajan en el centro, junto con una psicóloga, una terapeuta ocupacional y María Climent, como trabajadora social y coordinadora. Un equipo técnico que se ocupa de atender a más de 200 usuarios, con edades que van desde los 55 hasta los 90 años, a través de los servicios y programas que tienen en marcha.

En la actualidad cuentan con 42 enfermos en terapia cognitiva, 15 en el centro de día (abierto hasta las 16 horas), cinco en atención domiciliaria (los que ya tienen una autonomía muy limitada) y 80 familiares de pacientes en terapia psicológica. A todos ellos hay que añadir a los más de 100 familiares que reciben formación en cuidados en las localidades donde residen. «Porque hay que cuidar al cuidador, porque esta labor repercute también en una mejor atención al paciente», explica María Climent.

«El alzhéimer es una enfermedad muy larga que desgasta al cuidador, que debe recomponer su situación familiar de un día para otro muchas veces, en función de la evolución del paciente, y esto es una sobrecarga, porque esa situación se va complicando a medida que el paciente va perdiendo autonomía».

Por eso la terapia que se da en el pabellón 12 persigue, sobre todo, ralentizar el proceso y ayudar a los enfermos a mantener su independencia el mayor tiempo posible. A través, fundamentalmente, de terapias en las que se trabaja el cálculo, la orientación espacial y temporal, rutinas diarias y ejercicios físicos. «Son personas que ya no pueden aprender, por eso tratamos de que no olviden lo que saben», concluye María Climent.

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