El Banco de Alimentos de Plasencia afronta su peor situación de 'stock' a las puertas de la gran recogida
La delegación local, con estanterías casi vacías por falta de existencias, atiende a cerca de 500 familias y más de 1.200 personas en Plasencia y sus comarcas
Juan Carlos Ramos
Plasencia
Martes, 4 de noviembre 2025, 01:00
La delegación de Plasencia del Banco de Alimentos de Cáceres atraviesa una de las etapas más críticas de su historia reciente. A unos días de ... la gran recogida de alimentos –que se celebrará el viernes y el sábado en diferentes supermercados de la ciudad y las comarcas– los responsables del organismo alertan de la «descapitalización» de sus estanterías y del aumento de la vulnerabilidad social en el norte de la provincia, un fenómeno que ya no afecta solo a población migrante, sino también a vecinos de municipios rurales y familias sin acceso a los sistemas públicos de ayuda alimentaria.
La concejala de Inclusión del Ayuntamiento, Isabel Blanco, abrió la presentación de este evento haciendo un llamamiento a la ciudadanía y advirtiendo del cambio de escenario respecto a años anteriores. «Actualmente, las más de 1.200 personas atienden a 500 familias y lo hacen con un trabajo voluntario que requiere tiempo, organización y dedicación», señaló. Blanco mostró una fotografía del almacén «prácticamente vacío» y recordó que «no hace tanto, estas estanterías estaban llenas. Hoy no lo están, y ese es el motivo por el que volvemos a pedir ayuda».
La gran recogida de este año funcionará en modo mixto: donación física de productos en algunos establecimientos y aportaciones económicas en caja en otros. Los puntos confirmados incluyen Carrefour, Mercadona, Aldi, Grupo Más y las tiendas Día, con diferentes modalidades según los convenios firmados a nivel nacional por la Federación Española de Bancos de Alimentos. «No es el sistema que preferiríamos, pero es el que nos imponen», explicó Loli Hernández, presidenta de la delegación placentina. «Los voluntarios siempre han vivido la recogida como un momento de cercanía con la ciudadanía, pero desde la pandemia de 2020 los formatos han cambiado», explicó.
Alimentos que no llegan
La situación actual no se explica únicamente por la caída de donaciones. Hernández detalló que la eliminación del antiguo programa europeo, sustituido por la tarjeta monedero, ha reducido el suministro de alimentos básicos. A ello se suma el impacto de la Ley de Desperdicio Cero, que ha provocado que los excedentes alimentarios que antes se donaban hayan disminuido un 50%. «Las superficies venden ahora la mayoría de esos productos y solo nos llegan perecederos. Pero nosotros necesitamos alimentos no trabnsitorios como leche, aceite, arroz, pasta, legumbres. Y eso ya no llega. Lo estamos comprando con el dinero que antes se destinaba a gastos del propio banco: combustible, transporte… porque ya ni siquiera viajamos», lamentó.
El perfil de usuarios también ha cambiado. Aunque la cifra total de beneficiarios no ha aumentado, sí lo ha hecho el nivel de vulnerabilidad. «Estamos recibiendo a familias extremeñas de la zona norte, derivadas por trabajadoras sociales, sin ingresos suficientes. Y también a población migrante –de Centroamérica, Senegal, Marruecos, Rumanía o Palestina– que no tiene derecho a la tarjeta monedero», explicó. Los responsables relataron situaciones límite: peticiones de leche, cacao infantil o incluso agua para preparar biberones. «No exageramos: hay personas esperando mes y medio para volver a recoger alimentos y nos suplican algo para pasar los días».
Manuel Jiménez, vicepresidente de la delegación, también subrayó el descenso en la participación y motivación del voluntariado: «En las primeras campañas llegábamos a reunir más de 400 voluntarios. Ahora muchos sienten que su papel se ha diluido al desaparecer la recogida física».
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