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Algunos de los jóvenes contratados como repartidores para la empresa T-Ayudo. David Palma
Una aventura empresarial en tiempos de covid

Una aventura empresarial en tiempos de covid

Iniciativa. Un médico, un ingeniero y un economista ponen en marcha T-Ayudo

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Domingo, 13 de septiembre 2020, 20:50

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Cuando el comercio local muere, también lo hace una ciudad y nosotros no queremos que eso le ocurra a Plasencia», afirma Juan Ignacio Muñoz. «Por eso hemos decidido poner en marcha una nueva empresa aquí que, además, sirva de revulsivo a otras», añade.

Esa nueva empresa es T-Ayudo y llega de la mano de tres profesionales: un economista (Juan Ignacio Muñoz), un médico (Álvaro Martín) y un ingeniero (Juan Luis Rosellón). Tres amigos de toda la vida que a sus 34 años se han embarcado juntos en una aventura en tiempos de la covid-19. De hecho, fue en los meses más duros hasta el momento de la pandemia, los marcados por el encierro domiciliario, cuando la idea les surgió.

«El 22 de abril fue mi cumpleaños, estábamos en pleno encierro y me encontré, claro, con que no solo no podía ir a comer con mis padres ni con amigos para celebrarlo, sino que no podía pedir algo diferente a algún local de hostelería para comer algo especial ese día», recuerda Juan. Pero sí habló ese día, como tantos otros y tantas veces, con sus amigos de siempre. «Y analizamos la necesidad de que Plasencia contara con un servicio a domicilio para que los negocios locales pudieran ampliar su actividad, como una forma de potenciarlos y hacerlo, además, a través de otra nueva empresa en la ciudad».

Comercio local

Lo que podría haberles llevado 15 días se demoró dos meses, «porque poner en marcha algo no es fácil y porque el encierro conllevó un parón administrativo». Pero, aunque más tiempo después del esperado, su iniciativa echó a andar. T-Ayudo comenzó a funcionar el 22 de junio en Plasencia y lo hizo en colaboración con Dbarrio.

«Es el Amazon del comercio local, una plataforma que está triunfando en Galicia y extendiéndose a otras comunidades», explica el economista. «Es, de hecho, la única plataforma exclusiva para el comercio local, que ofrece unos precios asequibles para los comercios, intenta dignificar la figura del repartidor y además dona parte de sus ganancias a obras sociales», añade. Porque un porcentaje de lo que su empresa gana con los pedidos que realiza para un determinado negocio «lo destinamos a organizaciones que trabajan en favor de los demás, a la que decide ese negocio».

Por eso los tres amigos apostaron por esta plataforma que no requiere, además, que los comercios interesados que ya se han apuntado a T-Ayudo tengan su propia web. El cliente llama al local que quiera para hacer su pedido y «en el momento en el que el negocio genera el pedido, a nosotros nos llega un correo electrónico con el aviso».

Iniciaron su andadura el 22 de junio con una bocatería que hasta entonces no tenía servicio a domicilio. «Y en esa primera semana realizamos unos 250 pedidos», cuenta Juan Muñoz. Desde entonces, hace algo menos de tres meses, T-Ayudo ha sumado una decena de negocios locales y ha acumulado más de 3.500 pedidos. «Yla demanda continúa, por eso creemos que había hueco en el mercado para una iniciativa como la nuestra y por eso, también, pensamos que tendrá cabida más allá de la pandemia; de hecho, nuestro problema ahora es que nos falta tiempo para crecer a la velocidad que se nos reclama».

Empresario. Juan Ignacio Muñoz, uno de los tres socios de T-Ayudo.
Empresario. Juan Ignacio Muñoz, uno de los tres socios de T-Ayudo. David Palma

Ocho repartidores

Por el momento, y tras una inversión inicial de 15.000 euros entre los tres socios para adquirir fundamentalmente las 10 motos con las que cuentan para el reparto, «tenemos a ocho repartidores en plantilla, con contratos indefinidos por horas, que van desde las nueve hasta la media jornada». Porque por el momento, T-Ayudo ofrece un servicio de reparto a domicilio de la decena de negocios que se han apuntado –y que figuran en su web– de lunes a domingo, de 13.30 a 15.30 y de 20.30 a 23.30 horas.

«Por ahora no podemos vivir de la empresa, porque lo que ganamos lo invertimos para mejorarla», aunque uno de los tres socios es a su vez uno de los ocho contratados. Juan y Álvaro trabajan como economista y médico. No saben si algún día vivirán de su propia empresa, «pero sí que queremos vivir en Plasencia y que potenciando al comercio con este servicio que ofrecemos es más fácil poder hacerlo». En el convencimiento de que los negocios de siempre son la base de la economía local y que su continuidad va unida al futuro de la ciudad.

«Queremos que todo el comercio de Plasencia cuente con este servicio y podamos crear así una comunidad donde todos se beneficien; un lugar donde los placentinos encuentren con su móvil el producto local que deseen», defienden los tres amigos.

Para eso han mejorado su empresa con un coordinador «que se ocupa de registrar todos los pedidos, clasificarlos y ofrecer a cada repartidor una ruta optimizada para mejorar los tiempos de reparto y también la satisfacción del cliente». Confían por eso en ampliar negocios, plantilla y recursos, y consolidar su aventura empresarial. Y así, «poder seguir viviendo en Plasencia; yo tuve que marcharme en dos ocasiones por asuntos de trabajo y no quiero tener que volver a hacerlo», reconoce Juan Muñoz. «Yporque, además, es bonito crear una empresa», aunque los tres amigos no hayan discutido tanto como ahora. «Pero sarna con gusto no pica».

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