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Lunes, 10 de julio 2006, 02:00
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Cruz Roja recomienda protegerse del sol, beber líquido y refrescarse para evitar insolaciones, golpes de calor y la deshidratación propias de las altas temperaturas que en verano se registran en la región, en colaboración con el Plan del Gobierno y Comunidades Autónomas para la prevención de los efectos nocivos del calor.
La institución colabora con el Gobierno y las Comunidades Autónomas en un plan especial de prevención que comenzó el pasado día 1 de julio, a través del que se pretende que los efectos de las altas temperaturas provoquen problemas a la población, especialmente a los niños y personas mayores que son especialmente vulnerables en estas circunstancias, informó Cruz Roja en una nota.
Para ello, dicho organismo atiende el número gratuito 900.22.22.99 de información permanente que es un teléfono multilíneas, ampliables según demanda, y que funciona las 24 horas del día durante todos los días del año. En este número, los operadores de Cruz Roja ofrecen consejos de prevención a los ciudadanos y derivan sus demandas en caso de urgencia o emergencia.
Del mismo modo, en el portal de internet, www.cruzroja.es, se pueden encontrar recomendaciones a los ciudadanos con el objeto de prevenir los posibles problemas que el sol y el calor pueden provocar, si no se extreman las precauciones. En primer lugar hay que tener cuidado con el sol y para el evitar el riesgo de insolación es necesario protegerse la cabeza, sobre todo los niños y las personas mayores.
La exposición al sol es otro de los riesgos que se pueden sufrir si no se toma el sol con precaución. En la playa o la piscina se debe tomar el sol durante pocos minutos los primeros días y así aumentar el tiempo de exposición en días sucesivos. Por ello, la utilización de cremas con un factor de protección adecuado a la piel de cada persona y evitar las horas centrales del día son fundamentales.
Hay que prevenir la deshidratación en niños y personas mayores bebiendo más líquidos como agua azucarada o zumos, especialmente en zonas calurosas y húmedas, pues el sol y las altas temperaturas del verano pueden provocar situaciones de urgencia a consecuencia de insolaciones o golpes de calor, como cefaleas, nauseas, vómitos y alteraciones de la consciencia.
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