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Un niño lavando los platos.
Enseña a tu hijo a colaborar en las tareas de casa

Enseña a tu hijo a colaborar en las tareas de casa

Mejor empezar desde pequeños, pero nunca es tarde para hacerlo

AMPARO ESTRADA / RAQUEL BENDALA (PSICÓLOGA)

Miércoles, 5 de abril 2017, 15:53

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Todos los miembros de la familia deben participar en las tareas de casa, incluso los más pequeños. Esta colaboración tiene efectos muy beneficiosos al fomentar la empatía y respeto por los demás, puesto que se dan cuenta del trabajo que conlleva y aprenden a valorarlo, además de fomentar la responsabilidad. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Conseguir que los hijos realicen tareas domésticas supone en la mayoría de los casos tener que mandárselo cada vez con los consiguientes enfados y regañinas cuando no lo hacen.

Muchos hijos cumplen de forma ocasional y circunscrito a 'lo suyo': su habitación, su cama..., pero apenas participan en tareas comunes (limpiar los platos, planchar, pasar la aspiradora...). La familia es el agente de socialización más importante, la responsable de transmitir valores, normas y conductas. El hecho de asumir responsabilidades por parte del niño o la niña en las labores domésticas significa también enseñarle a cooperar por un bien común y a aprender el autocuidado y el cuidado de los demás.

Sin embargo, hay padres -y sobre todo madres- que para evitar discusiones prefieren hacerlo todo y no insistir con los hijos. Esto es un error. Hacer las tareas de la casa es una labor necesaria y todos -en la medida de sus posibilidades- deben responsabilizarse de ello. Igual que se exige a los hijos que estudien, estos también deben comprometerse en algunas tareas domésticas, no sólo como una cuestión de buena voluntad en determinados momentos. Y aunque es más fácil comenzar en la infancia, nunca es tarde para empezar: el adolescente también puede aprender.

Cuando son pequeños

Hay que explicarles que todos en casa tienen que colaborar (tanto el padre como la madre han de dar ejemplo) para que la casa funcione y que eso es una ayuda para los padres. Lo ideal sería comenzar por labores de autocuidado, como lavarse, hacer su cama u ordenar sus juguetes para, más adelante, implicarle en tareas 'comunes'. Para facilitar todo este proceso, podemos instaurar hábitos o rutinas en la realización de la tarea, ya que de este modo requerirá menos esfuerzo (al menos, conscientemente).

También es importante comenzar en los primeros años porque es un modo de integrarles en el funcionamiento familiar. Gracias a ello, pueden desarrollar un sentimiento mayor de pertenencia al grupo familiar, así como aumentar su autoestima por ser importantes y necesarios para que la familia funcione. Pasan de verse como niños que tienen que ser cuidados a niños que tienen la capacidad de cuidar a otros y asumir responsabilidades. Mejorará su independencia y confianza en sí mismos. Además, aprenden a cooperar, a organizarse y a adquirir unos hábitos de convivencia.

El primer paso es mostrarle cómo se hace la tarea de la que se encarga y de la que va a ser responsable. El padre o la madre hace la tarea mientras va explicándole exactamente cada paso. Si no, el niño no sabrá hacerlo y será un motivo de frustración y de enfado por lo que no querrá repetir. Por eso mismo, no hay que regañar o criticar si no lo hace bien al principio o igual que un adulto (esto irá en función de la edad). Hacer las tareas domésticas no es un castigo, es una colaboración que se puede reforzar con una paga semanal, un elogio o una actividad previamente acordada (por ejemplo, ir al cine).

A veces, no sabemos qué tareas pueden hacer para la edad que tienen. Aquí tienes una pequeña guía con ejemplos:

Entre 2 y 3 años: Guardar los juguetes; comer solo; tirar las cosas a la basura; guardar la ropa.

Entre 4 y 5 años: Vestirse solo; lavarse las manos, la cara, los dientes; poner la mesa, dar de comer a la mascota.

Entre 6 y 7 años: Hacer la cama; ordenar la habitación; preparar la mochila; quitar el polvo y pasar la aspiradora.

Entre 8 y 9 años: Bañarse solo; preparar el desayuno; cuidar a la mascota; cocinar platos sencillos (bajo supervisión), fregar los platos.

Entre 10 y 11 años: Limpiar la habitación; sacar a pasear a la mascota; tender la ropa; cuidar de un hermano pequeño (no solo).

Entre 12 y 14 años: Sacar la basura; hacer la compra; coser algo sencillo.

Más de 14 años: Planchar, cocinar...

Si hay discusión sobre qué debe hacer cada uno (más frecuente si se trata de adolescentes) la solución es negociar una tabla de tareas consensuada que todos se comprometan a respetar (lo mismo que harían si vivieran con un grupo de amigos). Además, es importante que asuman un modelo de responsabilidad compartida, es decir, que asuman que el trabajo "nos pertenece" a todos: cambiar el "te voy a hacer la compra" por "voy a hacer la compra. El aprendizaje y el cambio es posible pero exige una cierta dosis de constancia

Hay una relación de interdependencia entre la implicación en estas tareas y las relaciones familiares. Por tanto, cuando una mejora influye positivamente en la otra: es decir, se pueden mejorar las relaciones familiares fomentando la implicación en las tareas del hogar por parte de todos los miembros, y se puede aumentar la participación en las tareas del hogar estableciendo un clima familiar positivo.

Diferencias por género

Una cuestión que no se puede obviar en este tema es la reiterada diferencia que existe -demostrada en numerosos estudios- en la colaboración en tareas domésticas en función del género y cómo hay una mayor implicación de las niñas. Es importante prestar atención en casa a este reparto y concienciar a nuestros hijos acerca de la igualdad de género y de roles. Ambos deben asumir la misma responsabilidad -sólo la edad puede marcar la diferencia-. Una manera de evitar la discriminación -incluso inconsciente- es que uno se encargue de unas tareas un mes y al siguiente las intercambie con el hermano o hermana. Así también evitaremos que unas labores se vean como más propias de hombres o de mujeres. Hay que ser conscientes de que los padres sirven de modelo al respecto, si ellos ven que uno de los miembros de la pareja se ocupa más de las tareas, o de ciertas tareas, ellos lo asumen como normal y toman ejemplo.

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