El presidente de la RAE, Santiago Muñoz Machado. EFE
Héroes y tumbas

El marasmo

Salvador Calvo Muñoz

Miércoles, 5 de noviembre 2025, 01:00

Dice el DRAE: desgana, pasividad, apatía, atonía. A cuento de qué. Cansancio, hartura de ver un día y otro el inexorable deterioro de «los muros ... de la patria mía». ¿Qué adelantamos con lamentaciones? Nada. A don Pío lo que le molaba era el hombre de acción: Zalacaín, Shanti Andía…Es lo que hace falta ahora. O un maremoto (¿A qué viene lo de 'tsunami'?) que limpie la hez, la basura, la catinga de las calles y de la sociedad. Me dice un idiota: «¿Tú has cobrado? Entonces, ¿qué más te da?». Y como él, hay millones. Mal asunto. Ahora bien, de pesimismo, nada. Ambición, y nada de codicia, como decía don Miguel. Ambición, fuerza para conocer y reconocer lo que fuimos, lo que somos y lo que tendremos que ser. A pesar de agoreros, resentidos, felones y amargados. ¿Quién habló por primera vez de derechos humanos? ¿Los gabachos cuando aquella degollina de la Revolución Francesa? Ni hablar. En la Escuela de Salamanca ya se había pergeñado el Derecho de Gentes. ¿Quién llevó el mensaje de amor, fraternidad, paz y progreso apostólico y romano a caníbales, salvajes y gentes prehistóricas? Tras la punta de la espada y del arcabuz iban franciscanos, dominicos y agustinos. España. Más cerca ¿Quién inventó un artefacto para volar? Un español. ¿Y quién un barco bajo el agua? Otro. Y así la Historia entera. Pero viene lo malo. ¿Por qué no se dieron cuenta, en el siglo pasado, de que en los libros nos colaban mentira tras mentira, es decir, la Leyenda Negra? Oímos hablar de Bartolomé de las Casas, el más grande traidor que trajo al mundo la madre patria. Supimos de las derrotas de la Armada Invencible y de Trafalgar, pero nada de las victorias múltiples de don Álvaro de Bazán, de Bernardo de Gálvez o de Blas de Lezo. Esos no contaban. Nos tenían por bobos y lelos. Y era en los libros que estudiábamos hace cincuenta o cien años. ¡Ya está bien! ¿Qué pasa por que un señor catedrático de Derecho Administrativo presida la Real Academia? No le gusta a ese 'paniaguado' (sic Reverte) 'poeta menor' (sic Álvaro Pombo) claramente un quintacolumnista que trata de infiltrarse en la honorable institución. Eso es lo que pasa. La envidia, el rencor y el resentimiento que no cesan. «La culpa es de todos, de usted, de su vecino, de su familia, del lucero del alba» dice el famoso novelista. ¡Un momento! ¿Y del honrado trabajador que con su talento o con sus manos labora cada día, inventa, suda, se cansa y ama a su madre patria sagrada, también? Vamos, hombre. ¿Yo tengo la culpa de que haya bandidos que frecuentan meretrices con dinero público y se dan hartazgos de gambas y langostinos? Esto es un cansancio, un tedio atroz, un fuego helado, un hielo abrasador. Es el marasmo de esta sociedad abotargada. Media, o más, patria va en silla de ruedas: la otra media, o más, no hace más que idioteces en esas televisoras del averno. «Ten piedad, Señor, de mi pobre pueblo», como decía aquel excelente poema de Luis Palés Matos, el poeta portorriqueño, al que nadie estudia, recita ni conoce.

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