Manual de supervivencia del socialista crítico
Sería de agradecer que los líderes de «la opinión crítica socialista» aclaren públicamente que no hay espacio en su alma para plantearse esa terrible fórmula que dice Feijóo
Rafael Lemus
Secretario general del PSOE de la provincia de Badajoz y senador
Jueves, 31 de agosto 2023, 07:36
En el mundo de la danza hay multitud de disciplinas, algunas con coreografías detalladas, otras de expresión libre e improvisada. Todas ellas guardan un patrón ... común, la inspiración en un ritmo, en la repetición de un patrón interno. Ese ritmo marca la vida de los mamíferos desde que sienten el latido de su progenitora.
Desde que el jefe del Estado ha encargado al líder del PP que inicie una ronda de contactos para poder recabar apoyos en la sesión de investidura, Feijóo ha iniciado un baile errático, arrítmico y carente de estructura expresiva.
El Feijóo que en la campaña de las autonómicas gallegas, hace ahora 3 años, dijo que «en ningún caso se apoyaría en Vox para gobernar Galicia» se apoya mansamente sobre el hombro de Abascal pero ese apoyo no es suficiente para poder ser elegido presidente del Gobierno. Tras la negativa clara y concisa del PNV a prestarle sus apoyos como ya hizo con Mariano Rajoy en el año 2018. El líder del PP ha comenzado a lanzar señales de socorro desde Génova con destino al corazón de lo que ellos denominan «socialistas críticos».
En la mayoría de países europeos, los partidos demócratas, herederos de los fundadores de la UE, han sido capaces de coordinarse y organizarse para que la ultraderecha no tuviera cabida en las instituciones, para ello, los partidos democristianos han sido muy honestos con su historia y trayectoria al preferir pactar con partidos de izquierda que con los partidos de ultraderecha de sus respectivos países.
Sin embargo, en España, el Partido Popular no ha desperdiciado ni una sola oportunidad para aliarse con los enemigos de la España de las autonomías, con los enemigos de la Unión Europea.
El PSOE es un partido centenario que ha tenido a lo largo de su historia todo tipo de debates internos, la mayoría de naturaleza ideológica, con resultados positivos en la gran mayoría de ellos, de no ser así, ya se habría extinguido hace años. En este partido ha habido militantes y líderes que han mostrado posturas más marxistas y corrientes más laxas con los partidos democristianos, su riqueza en el debate ha estado a la altura de su grandeza ideológica en la toma de decisiones referentes al proyecto de país.
Tras la transición los socialistas fueron los grandes impulsores de la España de las autonomías, los arquitectos del Estado del bienestar, y unos grandes defensores de la libertad y la igualdad.
En su largo camino histórico el PSOE ha conseguido que generación tras generación se haya pasado la antorcha de los valores ilustrados por los que se fundó, antorcha que el Secretario General del partido, Pedro Sánchez, ha portado con honorabilidad y destreza. La gestión de la legislatura más compleja de la democracia ha dado unos resultados de crecimiento social y económico que bien puede estar a la altura de la primera legislatura de Felipe González: más derechos, más empleo y más proyección internacional, esa es la cuenta de resultados de la gestión de Pedro Sánchez.
Esa antorcha simbólica que ahora porta el líder socialista y su ejecutiva se apagaría si se contemplara la más mínima posibilidad de facilitar un gobierno del Partido Popular, partido que sin Vox ha sido capaz de bloquear la renovación del Poder Judicial, de entorpecer la labor del gobierno durante la pandemia, y ha recurrido al Constitucional todas las leyes aprobadas por los socialistas en materia de conquista de derechos.
La llamada a la rebelión del PP a «algunos» socialistas críticos para permitirles gobernar e invitarles a romper la disciplina orgánica no es nueva en la derecha, es una tendencia histórica de la derecha de este país, intentar quebrar la unidad de la izquierda.
Sería de agradecer por parte de la militancia el que los líderes de «la opinión crítica socialista», quienes en otro tiempo abanderaban lo de «gato blanco, gato negro, lo importante es que cace», al menos aclaren públicamente que, a pesar de su pensamiento crítico con los dirigentes socialistas, no hay espacio en su alma para plantearse esa terrible fórmula que plantea Feijóo.
Esa militancia que insta a la unidad de acción entre los líderes de opinión socialista es la misma que acató en el año 1988 el indulto del cabecilla del 23 F, el general Armada. Esa militancia es la misma que miró para otro lado cuando a Jordi Pujol se le elevó al rango de virrey de Cataluña tras las elecciones de 1993 en las que el PSOE de Felipe González perdió la mayoría absoluta, es la militancia disciplinada y diligente que confió y confía en quienes dirigen el partido por el que trabajan día y noche.
Es la hora de quienes creen realmente en la justicia social y de quienes practican con hechos y palabras la lealtad orgánica. Es la hora de quienes sienten de verdad, que forman parte de un legado centenario y han querido estar siempre estar en el lado correcto de la historia.
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