La amabilidad
Pilar López Ávila
Martes, 9 de diciembre 2025, 01:00
Son tiempos de crispación. Asistimos a diario a batallas dialécticas entre representantes públicos que enarbolan la bandera del insulto y la descalificación. Y no solo ... en el ámbito de la política. También en nuestra vida privada, en nuestro centro de trabajo, en la calle, hasta en ambientes de ocio y diversión –no hay más que ver a los progenitores gritando contra el árbitro en un partido de fútbol en el que juegan sus hijos–. Finalizado el primer trimestre, evaluado el alumnado, el profesorado queda más exhausto por el ambiente de tensión y nerviosismo que se genera durante el periodo de evaluación, que por el proceso en sí. Pero como no me gusta escribir en negativo, propongo una salida positiva. ¿Qué tal una pizca de amabilidad? La amabilidad es como la sal, una pizca alegra el guiso. Y así, ante la agresión verbal o gestual, la palabra agradable y la sonrisa desarbolan al oponente. Le preguntaba a mi alumnado, en la sesión de preevaluación, cómo se habían dirigido a los demás durante este trimestre. ¿Lo habéis hecho con amabilidad? ¿Con cariño y respeto, con consideración? Lo que deis, os vuelve. Utilizando un simil hortelano, lo que sembréis, recogéis. Y a veces, con creces.
La amabilidad, que, según el DRAE, es la cualidad de amable, tiene multitud de sinónimos que se pueden aplicar según la circunstancia: afabilidad, simpatía, agrado, cordialidad, benevolencia, cortesía, gentileza, urbanidad. Y así, el ser amable es ser también afable, complaciente, afectuoso, agradable, cordial, cortés, atento, benévolo, tratable, encantador, simpático, cariñoso. Frente a la rudeza, grosería, aspereza, hosquedad y descortesía, podemos elegir entre cualquiera de los sinónimos del ser amable.
Leo estos días 'Un árbol de compañía', de Raúl de Tapia y Clara Obligado, y me sigue emocionando la cualidad amable de los árboles, que nos dan sombra, cobijo, alimento, aire para respirar, calor y frescor, y belleza. Si un árbol, que aparentemente no se mueve ni habla, es amable, ¿por qué nos cuesta tanto a las personas ser árbol? Nosotras que nos movemos y hablamos, que tenemos manos para tocar y tenemos la palabra, contamos con infinitas posibilidades para dar sombra y agradar. No creo que sea tan difícil, ¿o sí? Ya no estoy segura, pero creo que una pizca de amabilidad nos da ramas para cobijar.
En estos días de calendarios de adviento, esos calendarios que no logro entender, calendarios de productos de cosmética o de muñecos cazadores de demonios, que se apartan de lo que significa realmente el adviento, que es preparar la venida, la llegada de lo que es importante para muchas personas, en estos días de adviento, digo, podemos hacer nuestro propio calendario amable: hoy no pitar al de delante cuando se pone el semáforo en verde, hoy sonreír tras la ventanilla de atención al público, hoy ser más paciente con el que no entiende lo que explico, hoy… Tía Petra decía: «la vida es amable». Creo que se refería a que la vida se ama. Y ser amable es una cualidad del amor.
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