¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
Opinión

De poca agua a mucho lodo

LA MIRADA HOLÍSTICA ·

Pilar Coslado

Miércoles, 13 de noviembre 2024, 23:14

En Extremadura, y en particular en Badajoz, hemos vivido la tragedia de Valencia con especial intensidad. Pese a los años transcurridos desde aquella fatídica madrugada ... del 5 al 6 de noviembre de 1997, la herida sigue en carne viva, y muy frescas en la memoria las sensaciones de incredulidad, pánico y desolación que nos asaltaron en esas horas. Por eso asistimos atónitas y cada vez más indignadas a este oportunismo político que ha convertido la desgracia en una suerte de partido de tenis, donde las administraciones se lanzan mandobles desde el fondo de la pista para obtener una mísera ventaja partidista. «Quién puso más (o menos), los dos se echan en cara», que cantaba Víctor Manuel.

Publicidad

Hace unos días, un amigo hacía esta reflexión: «Menos mal que los habitantes de la 'zona cero' de Valencia no tienen electricidad y no pueden ver la tele, porque si la vieran su rabia iba a ser imparable».

Mientras, llegan las oleadas de solidaridad en forma de donaciones y voluntariado. Pero toda esa ayuda a gentes que aún caminan con la mirada perdida entre el barro y los escombros necesita ser canalizada para que sea eficaz. No, no es cierto que 'sólo el pueblo salva al pueblo'. Las personas como usted y como yo podemos actuar con nuestra mejor voluntad, pero sin alguien que coordine y dirija, alguien con visión global, incluso podemos convertirnos en un estorbo.

Nos salvan, o al menos deberían hacerlo, nuestras instituciones, en cuyas manos hemos puesto los recursos y las herramientas legales, como ha de ser en democracia. Estos deben ser los instrumentos para que el apoyo popular a los afectados no se diluya, para que no haya miserables que aprovechen la desgracia para hacer negocio con campañas fraudulenta, para articular la logística que haga que todo llegue allí donde se necesita.

Publicidad

Sobra, pues, el oportunismo frentista, como también sobra el ventajismo que muestra la vicepresidenta Díaz. Acosada por sus fracasos electorales, escándalos como el 'caso Errejón' o la rebelión interna en su partido, toma el ariete de nuevo a costa del empresariado, anunciando sin negociación previa ni reflexión permisos retribuidos a cargo de las empresas, como si éstas y las personas que hay detrás de ellas no fueran víctimas también de la riada. Una medida inconcreta, inútil e inoportuna (posiblemente hasta alegal), cuando hay instrumentos acordados como los ERTE, respaldados por la norma y la experiencia, que sí funcionan.

¿No sabe acaso que miles de pequeños negocios han quedado destruidos o gravemente dañados y se necesitan todas las manos para volver a levantarlos? ¿No sabe que es imprescindible que empresarios, empresarias, trabajadores y trabajadoras afronten unidos este reto? ¿A cuento de que fomenta la división? ¿A quién beneficia más allá del rédito que la propia ministra obtiene poniéndose de nuevo en el foco con sus ocurrencias? No, aquí sobran las extravagancias y los experimentos. Y sobra ante todo el afán de protagonismo y ventajismo político. Tal vez lo que ocurre es que, como en el 'Pedro Páramo' de Juan Rulfo, Yolanda Díaz, y alguno que otro más, son ya zombis políticos, pero aún no lo saben. En definitiva, lo que ahora se necesita es buscar más responsables que culpables. Aunque sea por humanidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes sólo 1€

Publicidad