No molestar
patricia juzgado
Sábado, 4 de febrero 2023, 10:09
De un tiempo a esta parte tengo la sensación de que las relaciones podrían compararse directamente con un teléfono móvil. Pensarás ¿qué tendrá que ver ... una relación con un teléfono móvil? Es un medio que nos permite estar en contacto con el resto de personas, sobre el cual decidimos de qué manera utilizarlo, de la misma forma que elegimos qué relaciones queremos tener y de qué forma las vamos a cuidar.
Al igual que un teléfono tiene muchas opciones y funciones, las relaciones pueden ser de muy distinta índole y funcionar, o no. Y de todas esas opciones que tiene un teléfono, voy a quedarme con la de «no molestar». Y de lo que ocurre a veces en las relaciones, voy a quedarme con el «por no molestar». Ahora me entenderás mejor.
Tomamos nuestras propias decisiones como seres racionales, y si en algo nos ayuda esta función en nuestro teléfono es en que, cuando vemos que no estamos disponibles, que no podemos atender o que no es hora para hacerlo, la activamos. Es una manera de desconectar en ese momento, de estar para ti. Por lo tanto, si alguien trata de ponerse en contacto contigo, de primeras no podrá. Pero tú si recibirás un aviso de que esa persona te ha llamado o escrito. Y bueno, ahí de nuevo tomarás otra decisión de cuándo devolverás esa llamada o mensaje.
Esto mismo ocurre aún sin activar esa función, es decir, a veces estamos disponibles, pero no para todo, y nos encargamos nuevamente de tomar decisiones: ahora no puedo, cuando pueda lo haré, o cuando pueda estaré. Y así es como una misma, hace ver y saber cuándo puede estar y cuando no: tomando sus propias decisiones.
¿Y cuando la decisión la toma alguien por ti? ¿Cuándo alguien te activa el «no molestar» sin tú saberlo? Me explico a través de ejemplos para ver si a alguien le suena: «No te he llamado por no molestar», «no te he escrito por no molestar», etc.
Y ahora un testimonio real que tuvo lugar hace tres días, con el permiso de esta mujer y madre, con quien llevo trabajando dos meses y podríamos decir que es protagonista de este escrito: «¡Por no molestar me dijo! ¿pero eso no tengo que decirlo yo? Vamos, que no le dio la gana de llamarme y ya está». El contexto es el siguiente: mujer con hija ingresada. Comparte la situación con personas muy allegadas. En tres semanas, no recibe llamadas ni mensajes de una de esas personas para interesarse por su hija. Con esa persona, mantiene una férrea amistad desde hace 23 años. Y, es ella la que decide llamar. Ensayó varias veces cómo sería la llamada, porque quería expresarse desde su dolor, y decirle a esa persona que esperaba una llamada, esperaba que se preocupase, y ella necesitaba también un puerto seguro, hablar de lo que estaba pasando, pero, como muchas veces ocurre, no tuvo lugar la conversación como ella tenía planificado.
Explotó después de escuchar el «no te he llamado por no molestar». Y colgó.
Y la entendí. Y me vino a la mente: «Si quieres y te preocupas por alguien, tú llama, qué si la otra persona no puede en ese momento, ya te lo hará saber, pero no decidas por ella».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión