Fervores, oposiciones y elucubraciones sobre Almaraz
¿A las empresas propietarias de la central nuclear no les salen las cuentas? ¿Qué beneficios quieren obtener de la lucha «partidista» que se ha desatado?
Luis Ángel Ruiz de Gopegui Santoyo
Periodista
Martes, 17 de junio 2025, 08:14
Es el culebrón del otoño, invierno, primavera y seguirá en el verano, aunque sin ser émulos gratuitos de pitonisos osamos pronosticar que una vez que ... los propietarios de Almaraz se decidan a efectuar la petición de continuidad del reactor, algo que se viene produciendo a lo largo de estos meses sin dar respuestas concretas al deshojo de esta margarita que debe de tener multitud de pétalos, se cumplirá el calendario firmado hace ocho años de cierre. Y el tema seguirá debatiéndose.
Es lo que tienen las modas de opinión pública, que se lanzan a la palestra y empiezan a brotar manantiales por doquier. Analizando con distanciamiento pasional o emotivo, llegamos a la conclusión que se juntan unos intereses determinados, concretos, lícitos y encomiables de unos trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo, y otros que esconden dos cuestiones fundamentales: el beneficio empresarial y la disyuntiva de energía nuclear, sí o no.
Todo, por lo tanto, bastante trillado para los analistas. Mas ocurre que se ha añadido otro factor, no ideológico, ni siquiera político, sino partidista, ocasional, oportunista (hay que aprovechar esta agua en tiempo de lluvia).
Ya se ha escrito –y hemos señalado en numerosos artículos– la discusión a nivel mundial entre las fuentes de energía del futuro, el uso de las renovables, el almacenamiento –por ahora insuficiente de energía– y la seguridad de las nucleares, con el pesado equipaje para numerosos años de los residuos radiactivos que se comerán nuestros descendientes.
El Club Senior de Extremadura ha celebrado su foro anual para presentar su informe general de la situación de Extremadura, hecho por personas con un largo y acreditado currículo personal que solo les mueve su amor y compromiso por esta autonomía, y en los debates, no podía ser menos, ha emergido el tema de Almaraz. Habitual y recomendable que existan posturas distintas, opuestas, incluso apasionadas que fueron expuestas con rigor y respeto.
Obvio que no se llegase a conclusión determinante. No era el lugar ni el tema principal del foro. Pero no deja de sorprenderme que, frente a los defensores y opositores de la producción de energía nuclear, se cuele el destino de Extremadura, los beneficios que pueden derivarse para nuestra población y, sobre todo, para el desarrollo industrial, pronunciado con énfasis para mayor realce.
Un servidor no va a entrar en la discusión entre beneficios y perjuicios de este tipo de energía. Ni en contra de los trabajadores que operan en Almaraz y quieren ver continuidad en sus puestos de trabajo. Pero me rechinan los dientes cuando, ahora, se hable de lo fundamental que es Almaraz para el futuro del desarrollo industrial –la eterna y soñada panacea de Extremadura–.
Ya he señalado –y se ha remarcado por activa y pasiva– que cuando se firmó el acuerdo de desmantelamiento hace siete años, no se alzaron las voces pidiendo su continuidad, ni surgió el debate político sobre las alternativas energéticas.
Los propietarios de Almaraz velan, como es lógico, por sus intereses. Y en estos momentos no ven nada claro el tema de que sea beneficiosa la continuidad por razones que ya han sido profusamente expuestas.
Y no acudo a exponer el tema de las posibles consecuencias de accidentes y fugas. (El transporte más seguro, con diferencia, es el de la aviación, aunque haya a veces, accidentes. Y por esa razón, no deberíamos usar los automóviles, por su alto índice de siniestrabilidad). Ni recordar Chernóbil o Fukushima.
No, solamente sus beneficios para Extremadura, como hasta ahora han sido muy pocos, puesto que se ha exportado la mayor parte de le energía y su influencia en la industria, muy escasa.
Termino con la opinión manifestada por dos destacados socios del Club Senior de forma telegráfica. José Julián Barriga Bravo recordó que uno de los dueños, poderoso, es Iberdrola. Hasta ahora la utilización de la presa del Tajo no ha repercutido apenas en nuestra región. (Sin aludir, incluso, al tema de los impuestos, que se van cuatro veces más a Madrid).
Y Antonio Rosas proclamó: «Ligar el desarrollo industrial de Extremadura a la producción de energía de la central nuclear de Almaraz es una barbaridad».
Apostillo: ¿por qué tardan tanto en pedir la continuidad las empresas propietarias? ¿No les salen las cuentas? ¿Qué beneficios quieren obtener de la lucha «partidista» que se ha desatado?
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