Apretón de manos, lección de democracia
Una gran lección de democracia para nuestro jóvenes sería que PP y PSOE dejasen a un lado esos intereses enconados con respecto al oponente
Juan José Matilla
Martes, 15 de agosto 2023, 08:19
Hasta que no se invente otro sistema donde el pueblo, sus ciudadanos tengan una gobernabilidad perfecta, la democracia, pese a no ser perfecta, es la ... mejor forma de gobierno de todas las que existen. Para el desarrollo democrático, los ciudadanos nos organizamos según nuestro libre pensamiento y podemos ejercer nuestra opinión en elecciones libres cada cuatro años o en menor tiempo si las circunstancias así lo requieren.
En las últimas elecciones se ha incrementado, profundizado un sentimiento extraño, preocupante diría yo, impulsado por los partidos políticos de polarizar, dividir nuestra sociedad en dos secciones que cada vez parecen ser más reconocibles e irreconciliables. El resultado fue la existencia de dos partidos con mayor número de votos y otros adheridos de antemano a ellos que se sitúan adosados como parásitos en busca de sus mejores logros. Da igual que alguno de estos partidos sean tildados de minadores del proceso democrático por sus actuaciones diarias con las instituciones del Estado; aunque tengan legalidad democrática avalada por nuestra Constitución, conocen de su necesidad para los fines de esos partidos más votados. Por supuesto, según quien opine deslegitima al adversario por los pactos y acuerdos que realiza con partidos minoritarios por defender pensamientos cercanos al nazismo, la intolerancia, la superioridad genética, la desintegración del Estado, etc. Sólo existe en su horizonte la gobernabilidad del Estado, comportándose como dos rectas paralelas y sus parásitos lo saben.
Pues bien, ante este panorama emanado de las últimas elecciones del 23-J hay dos partidos que sobresalen sobre los demás; partidos que representan en número de votos a la gran mayoría de los ciudadanos españoles; sin embargo, se postulan en dos mundos antagónicos y solamente en las fotos aparecen estrechando la mano al oponente sin meditar el significado completo del apretón de manos. ¡Será que no creen ni en sus posibilidades ni en las de su oponente! Al menor atisbo e insinuación de acercamiento al otro, rápidamente el partido requerido desprecia esa iniciativa a la espera de su mejor aprovechamiento oportunista.
Estos dos partidos han sido los encargados de formar gobiernos desde que tuvimos la oportunidad de ejercer nuestro derecho al voto y en escasas ocasiones con mayoría absoluta, siempre tuvieron la necesidad de pactar con otros partidos regionalistas o nacionalistas para tener estabilidad durante los siguientes cuatro años que dura una legislatura. Lo destacable, lamentable y temible del asunto es que nunca esos dos partidos mayoritarios hayan llegado a ningún acuerdo de gobernabilidad en estos años de democracia. Podían tomar ejemplo de cuando fue redactada la Carta Magna, tiempo en que personas de muy distinto rigor político tuvieron que consensuar y llegar a acuerdos en beneficio de todos. Por otra parte, estos mismos partidos políticos podían reflejarse y tomar ejemplo de países de nuestro entorno, citados muchas veces como ejemplo, que ante situaciones similares con las que nos encontramos ellos pactan una política que sirva para el progreso democrático del país y nuestros dos partidos con mayor representatividad son incapaces de hacer ningún movimiento que llegue a acuerdos.
Voces ha habido pidiendo el voto por parte de referentes políticos de muy estimada opinión en el seno de nuestra democracia hacia su líder; pero echo en falta que estas mismas voces no ejerzan presión para que su líder no se quede agazapado sin mover ni un ápice pensando en la mayoría de los españoles. Justo es reconocer los esfuerzos, referentes también muy cualificados que sí han expresado el deseo de acercamiento y posterior consenso con el otro partido mayoritario y dejen esa política del menosprecio del contrincante; consensuando una política integradora estable y beneficiosa para todos los españoles incluyendo las aportaciones de las otras opciones minoritarias que beneficien a todos, siempre dentro del marco legal.
Por todo ello, una gran lección de democracia para nuestro jóvenes, que nunca han tenido la oportunidad de saber o conocer el consenso democrático regido por tendencias ideológicas distintas (me dirán que la anterior legislatura lo hubo, pero, a veces, parecía todo menos consenso), sería que estos dos partidos dejasen a un lado esos intereses enconados con respecto al oponente y, cuando a la puerta del Palacio de la Moncloa o del Congreso haya un apretón de manos, tenga todo el significado y nuestras instituciones surgidas de los tres poderes sirvan para engrandecer nuestra democracia, que, aunque no sea perfecta, es la mejor que tenemos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión