En Madrid están ocurriendo cosas asombrosas. Madrid es, por cierto, la mayor de las ciudades extremeñas o, al menos, en la que residen más extremeños, ... yo uno de ellos y, como yo, decenas de miles de pacenses, cacereños, veratos, 'calabazones' etc. Profesionales de carreras brillantes y extremeños de a pie, de primera generación, de segunda y hasta extremeños de la generación Z, que, recién acabada una titulación universitaria, buscan porvenir en Madrid DF. 'Madrid DF' es el título de un libro (Fernando Caballero, editorial Arpa) que está sobre la mesa de todos los que se interesan por este Madrid que, según el autor, lleva camino de convertirse en una megalópolis de 10 millones de habitantes que succionará los recursos demográficos, sociales y económicas de las comunidades vecinas, Extremadura entre ellas.
En este poblachón manchego y en sus ciudades satélites viven un 1.100.000 latinoamericanos. Uno de cada siete habitantes de Madrid procede de la América de habla hispana. Y, créanme, que la presencia hispana en Madrid es un hecho muy relevante, ya casi un ingrediente más de esta ciudad que nos acogió a centenares de miles de extremeños, emigrantes por voluntad o por necesidad.
Y, como complemento de todo ello, no olviden este otro dato. En 2023 las empresas de América Latina invirtieron 2.835 millones en nuestro país, lo que representa un incremento del 138% respecto al año anterior («Ceapi»). De esa cifra, Madrid absorbe uno de cada tres proyectos de inversión, a una enorme distancia de Cataluña y de la Comunidad Valenciana, Andalucía, País Vasco y Aragón, que son los territorios a los que se dirige el flujo de inversiones que se acrecienta exponencialmente cada año.
Es fácil de adivinar las razones de este sorprendente suceso de retroactividad histórica: de cómo la América que fue española durante siglos «coloniza» a su antigua metrópolis y muy especialmente a la capital del reino. Por supuesto que el incremento histórico de las inversiones de Latinoamérica en España obedece a motivos de índole económica y de rentabilidad empresarial. Pero en las encuestas que los organismos internacionales realizan, invariablemente se pone de manifiesto que una de las razones principales de este 'boom' empresarial son «los vínculos históricos, culturales e idiomáticos, que se evidencian principalmente en las relaciones de inversión bilaterales entre España e Iberoamérica».
Si ello fuera cierto, y parece que lo es, ¿díganme ustedes que tendría que hacer Extremadura para orientar hacia su territorio algún porcentaje significativo de la ingente inversión latinoamericana en Madrid? ¿Acaso Madrid puede demostrar mayor vinculación histórica y cultural con Hispanoamérica que Extremadura? Reparemos en México, en donde la huella histórica extremeña es absolutamente relevante. El 58% de toda la inversión latinoamericana (incluyendo Brasil) en España procedía de México (1.645 millones). México fue el quinto mayor inversor en España en 2023, debido a importantes proyectos empresariales en el sector de la alimentación, la industria química, la fabricación de productos minerales y de la construcción. Por ejemplo, una de las mayores plantas de procesamiento de carne del mundo se está construyendo en España con capital latinoamericano.
La historia de Extremadura se puede interpretar en términos de perdida de oportunidades y me temo que ahora volvamos a perder el tren de las inversiones latinoamericanas o que lleguemos tarde y en circunstancias peores que el resto de otras comunidades. Los analistas y los expertos en política internacional están de acuerdo en que se está rediseñando un nuevo mapa estratégico a nivel mundial, una situación que ocurre muy pocas veces a lo largo de un siglo. En esta coyuntura plagada de incertidumbres, pero también de oportunidades, ¿qué tendría que hacer Extremadura para situarse en el horizonte inversor de Latinoamérica? Algo tan simple como dedicar mayores esfuerzos y recursos para reforzar los «vínculos históricos y culturales» con países que conservan la huella de extremeños de todo rango y condición. Y, en segundo lugar, crear mecanismos solventes y profesionales para atraer hacia Extremadura inversores latinoamericanos.
En el pasado otoño, la Junta de Extremadura anunció un plan para captar inversiones extranjeras dependiente de la Consejería de Economía. Lo cierto es que las inversiones extranjeras en España arrojan un saldo estremecedor: mientras que al conjunto de España, en los tres primeros trimestres de 2024, llegaron 23.628 millones, Extremadura solo logró captar 2,2 millones (HOY, 20.12.24).
Recordarán que en el pasado mes de junio la presidenta de Extremadura anunció la puesta en marcha de una estrategia, con el nombre de 'Extremadura, cuna de la Hispanidad' para conseguir «que Extremadura sea el epicentro de una comunidad de más de 600 millones de personas y que se convierta en el punto de unión de la comunidad hispánica, su referente cultural e histórico, y aprovechar el liderazgo de este proyecto para situarnos en el mapa internacional». el balance de lo actuado de cara a América a lo largo del pasado año en el plano cultural tuvo como hechos más relevantes la reunión en Trujillo de las Academias de la Historia de Hispanoamérica, con la presencia del rey de España, el Congreso Internacional sobre la llegada de los 'Doce apóstoles' de México y una jornada para conmemorar el viaje de Francisco Pizarro a Perú. Poca materia para para revertir la situación de abandono de los vínculos extremeños con América y para situar a Extremadura bajo el foco inversor de Latinoamérica.
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