
La vaca ahorcada por el rabo
Jacinto J. Marabel
Lunes, 21 de abril 2025, 07:28
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Jacinto J. Marabel
Lunes, 21 de abril 2025, 07:28
Al césar lo que es del césar. Aunque nos tenga hasta los mismísimos, hemos de reconocer que el esdrújulo cuadragésimo quinto y cuadragésimo séptimo presidente ... de los Estados Unidos es una mina. En sentido literal, como ha demostrado una vez más, haciendo ricos a sus amigos con el desplome de Wall Street, y en sentido literario, convertido a estas alturas de la película en un personaje grotesco, chabacano y vulgar, una caricatura del canon presidencial, idealizado en la cultura popular norteamericana, como poco, desde que Washington cruzó el Delaware.
Los biógrafos de Trump no dan abasto para tanto desatino. Los tomos con sus ocurrencias ocupan ya varios anaqueles de la historia del disparate. Y aunque no llegan ni a las suelas de las albarcas de la literatura picaresca, pienso que algunas de ellas tal vez podrían encuadrarse dentro del género de rivalidades absurdas con las que, de tanto en tanto, se han entretenido tradicionalmente los pueblos vecinos.
Entre chanza y chanza, muchas han dado para bautizar de por vida a los habitantes del municipio. Como es sabido, muy cerca de aquí tenemos porrineros, coritos y churretines. Algo más lejos, en Dueñas, están los botijeros, gentilicio que adoptaron sus lugareños el día en que, cansados de demoler a pico y pala el castillo del pueblo, la emprendieron a botijazos contra los muros. Y a los oscenses de Almudévar, se les conoce como saputos, por redichos y sabiondos, desde que le pusieron un pleito al sol, acusándole de cegarlos por la mañana, cuando se dirigían al mercado, y herirles aún más los ojos a la vuelta. Tras un largo proceso, el juez sentenció que viajasen a la capital por las tardes y regresasen por las mañanas, con lo que todos quedaron ufanos y satisfechos.
En la mejor tradición del género, Cervantes nos legó la hilarante aventura de los regidores que pugnaron por ver quien rebuznaba mejor. Si la hubiera pergeñado hoy, a los rebuznos de Trump replicaría con creces J. D. Vance, el palurdo vicepresidente que odia a los europeos y se cree Faulkner por haber publicado una elegía sobre los «hillbillies» de los Apalaches. El bestseller le aupó al cargo en la misma medida que el resentimiento de los parias del Medio Oeste engrasó la carrera de su mentor a la Casa Blanca, Y como la polarización dio resultado, probaron a extender el enfrentamiento al resto de los países.
Los extravagantes aranceles que han impuesto al mundo son producto de este rocambolesco plan, que a todas luces acabará como la vaca de Palencia. El animal escapó cuando la llevaban al matadero y, enfurecida, causó estragos por las calles arremetiendo contra todo aquel que le salía al paso, incluida la desprevenida señora del alcalde, que acabó volteada y con más cardenales que un concilio. El regidor la mandó ahorcar (a la vaca), echándole el dogal por el rabo para prolongarle la agonía. Y es fama que aún va tirando. Los aranceles son la soga y China la vaca ahorcada por el rabo.
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