Acostumbrarnos a lo peor
Gabriel Moreno González
Viernes, 10 de octubre 2025, 02:00
Jonathan Swift publicó en 1725 su obra más leída y reconocida, 'Los viajes de Gulliver', que además de ser una fantástica sátira sobre la literatura ... de viajes en general y sobre la propia inventiva, constituye una de las más mordaces críticas que se han escrito nunca de la condición humana. En el último viaje, el médico británico Lemuel Gulliver acaba tirado y abandonado en una isla remota y desconocida en la que, atónito, comprueba que sus únicos seres racionales, con capacidad de habla y de organizarse, son los caballos, llamados houyhnhms, quienes tienen además sometidos a un animal fiero, mezquino, despiadado, miserable, depravado, violento, huraño, asqueroso y sucio, los yahoos. Para su sorpresa, Gulliver constata que estos últimos seres son como los humanos, pero más salvajes porque parecen no demostrar raciocinio ni rasco civilizacional alguno. Los houyhnhms, los caballos que son amos y señores de la isla, se muestran en cambio virtuosos, educados, hospitalarios, casi perfectos, hasta el punto de que en su lengua no conocen las palabras asociadas a la maldad, el vicio o la mentira.
Con esta metáfora, Swift nos pone ante el espejo. Al relatarle Gulliver a su señor, un caballo houyhnhms, cómo se gobiernan los británicos y los europeos, cuáles son sus modas, costumbres, usos y leyes, el caballo no puede menos que anonadarse e indignarse, puesto que desde su perfección virtuosa había ignorado, hasta ese instante, que la razón pudiera servir para aumentar o agrandar los defectos, las corrupciones y los vicios. Los yahoos, al menos, en su condición 'animal' y no racional, salvaje, no pueden añadir a sus pasiones y tendencias naturales las artimañas peligrosas de la razón, que terminan intensificando la maldad al ocultarla o canalizarla en la mera apariencia de las palabras, las instituciones, las magistraturas y las normas sutiles, como sí hacen los humanos.
En uno de los diálogos que Gulliver emprende con los houyhnhms, el señor de estos le espeta al terminar de escucharle que tiene miedo de que «sus oídos, al acostumbrarse a tan abominables palabras, puedan paulatinamente recibirlas con menor aversión». El caballo tiene miedo de normalizar y naturalizar, de tanto escucharlos, los oprobios que Gulliver describe de su raza y nación, advirtiendo sobre la posibilidad de acostumbrarse uno a lo abominable, a lo que hasta ese momento era considerado imposible o, cuanto menos, despreciable.
No hace mucho quizá nos hubiera parecido imposible que el presidente de los Estados Unidos fuera un delincuente y un grosero y que se rodeara de desequilibrados; que los más ricos del mundo entraran en los gobiernos e influyeran directamente, sin ocultarse, en las políticas de los Estados; que se normalizara matar a decenas de miles de personas inocentes para infligir castigos colectivos a pueblos enteros; que murieran decenas de nuestros congéneres en las inmediaciones de nuestras playas e islas sin que nos inmutáramos o que, en fin, la democracia y la libertad fueran puestas abiertamente en riesgo por doquier, con luz y taquígrafos.
Y es que, a lo mejor, los yahoos de Swift serían animales pacíficos y más racionales comparados con este ser humano al que nos estamos, hoy, acostumbrando.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión