¿Y después, qué?
Alberto González
Cronista Oficial De Badajoz
Viernes, 4 de julio 2025, 23:04
La primera gran transformación urbanística de Badajoz, cuando aún era solo una plaza fuerte limitada al interior del recinto fortificado, modificando por completo la estructura ... de la población, con gran repercusión también en el terreno económico, comercial y social, fue la causada por las exclaustraciones religiosas del siglo XIX realizadas por los gobernantes progresistas.
Consistió en la incautación por parte del Estado, sin retribuir, de los conventos, edificios religiosos, bibliotecas, obras de arte y bienes de todo tipo pertenecientes al clero, órdenes, obispado e instituciones eclesiales, para instalar en ellos centros públicos y otros. En algunos se alojaron cuarteles, la Guardia Civil, escuelas u otros servicios; y la mayoría se vendió a particulares a precio irrisorio. Sobre muchos se erigieron con carácter especulativo viviendas e inmuebles.
Los promotores del hecho fueron sobre todo el gobierno del trienio liberal 1820-1823, Mendizábal y Madoz; y según muchos solo sirvió para «hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres».
La exclaustración religiosa del siglo XIX transformó el urbanismo de Badajoz
En Badajoz se expropiaron los conventos de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, San Gabriel, Trinitarios, Santa Catalina, Santa Lucia, San Onofre, Madre de Dios de Valverde, y se derribó la iglesia de San Andrés. En los tres primeros se instalaron cuarteles militares, la Guardia Civil y Correos, y los demás fueron vendidos a particulares. Solo se salvaron, para sufrir luego otros ataques, Santa Ana, Merced, Descalzas, Trinitarias de los Remedios, la Paz y Carmelitas.
La desaparición de tales centros, cuyos enormes huertos e instalaciones ocupaban gran parte de la ciudad; el cese de su actividad benéfica, cultural, laboral y educativa; su proyección sobre la población en otros aspectos, y su sustitución por nuevos edificios y usos, comportaron profundos cambios en el caserío y la vida vecinal.
Aunque sin la amplitud de la exclaustración de los conventos, otras actuaciones de gran repercusión que modificaron o condicionaron de modo acusado el urbanismo de Badajoz fueron los derribos en las murallas para abrir vías de expansión al casco intramuros, la supresión del mercado metálico de la plaza alta y la posterior rehabilitación de la misma, la apertura de la calle Mayor, el cierre a la circulación del puente de Palmas o el encementado del paseo fluvial. Y ahora, la plataforma única y el carril bici.
Gonzalo Fernández de la Mora, el pensador, diplomático, y eficiente ministro de Obras Públicas en época franquista, comentaba, cuando en marzo de 2000 vino a Aula HOY, que yo dirigía, a pronunciar una conferencia, que cuando se presentaba a Franco un proyecto había que llevarlo muy bien estudiado y previstas todas sus consecuencias.
Porque, tras escucharlo con atención e interesarse por sus detalles para conocer a fondo cada pormenor, preguntaba una y otra vez con su vocecilla: «Muy bien: ¿Y después qué?», a fin de evaluar sus resultados y repercusiones.
Lástima que esa pregunta no se la haga hoy nadie antes de emprender ciertos proyectos.
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