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El expresidente Puigdemont, su sucesor Quim Torra y el exconsejero Toni Comín tras la rueda de prensa ofrecida este lunes en Waterloo (Bégica). EFE
Torra y Puigdemont pondrán en marcha el consejo de la república el 30 de octubre

Torra y Puigdemont pondrán en marcha el consejo de la república el 30 de octubre

El organismo, una especie de gobierno paralelo, no será presidido por Puigdemont sino por el exconsejero Toni Comín

salvador arroyo

Bruselas

Jueves, 1 de enero 1970

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La cumbre que el soberanismo catalán celebró este lunes en Waterloo solo dejó un anunció concreto: el llamamiento a participar en una reunión el próximo 30 de octubre en Barcelona de la que saldría la carta fundacional del llamado consejo de la república. El independentismo, que ya presenta fisuras -la CUP no acudió a esta cita por considerarla electoralista-, da así otra patada hacia delante desde Bélgica, país en el que residen desde hace meses varios miembros del anterior Govern huidos de la justicia española. Se trata de uno de los instrumentos «imprescindibles» para caminar hacia ese escenario de independencia, defienden sus promotores. El consejo es uno de los compromisos que se incluyeron en el acuerdo de JxCAT y ERC que hizo posible la investidura de Quim Torra.

«Hablamos de una de las vías de acción importantes de la república», aseguró el propio presidente catalán al acabar un encuentro que arrancó pasadas las diez y media de la mañana en un hotel de la pequeña localidad valona y que duró cerca de cuatro horas. «Ha sido una reunión muy fructífera», subrayó.

Más allá de que será el exconsejero Toni Comín, también huído de la justicia, el que se encargará de dirigir ese nuevo órgano y de que el acto tendrá lugar en el Salón Sant Jordi del Palacio de la Generalitat, no se aportaron más detalles. «Su cometido será el de coordinar a las instituciones y a la sociedad civil. Tendrá unas fases que se explicarán en su momento», añadió.

Cumbre diluida

La reunión, presidida por Carles Puigdemont y Torra se celebró en el hotel Côté Vert, cercano a la residencia del expresident en Waterloo. En esta ocasión el encuentro de ambos no tuvo lugar en la conocida como Casa de la República, aunque en un primer momento ese había sido el lugar elegido para esta cumbre independentista que quedó diluida tras la negativa a asistir de miembros de la CUP.

Asistieron, por parte de Esquerra, Sergi Sabrià, líder de su grupo en el Parlamento catalán, y Comín. También estuvo la consejera de Presidencia, Elsa Artadi. Por Junts per Catalunya, la representación corrió a cargo de Josep Costa, Albert Batet, Miriam Nogueras y Eduard Pujol. Además hubo portavoces de las entidades soberanistas Òmnium Cultural y Asamblea Nacional de Catalunya. Otros asistentes fueron la delegada del Gobierno en Bruselas, Meritxell Serret, y el presidente de la Asociación Catalana de Municipios, David Saldoni.

Puigdemont planteó que en ese encuentro no se había hecho referencia a si se dará o no cobertura al proyecto presupuestario de PSOE y Podemos, y pasó de largo sobre las fracturas del movimiento soberanista. «Cero crispaciones y de hecho ha habido mucha productividad», subrayó respecto a esto último.

Sobre la conversación telefónica que mantuvo el fin de semana con Pablo Iglesias, insistió en que fue «positiva» y que abordaron «el análisis de la situación política en general. Coincidimos en algunas cosas y que tristemente no se dan las condiciones para un diálogo (con el Gobierno de Pedro Sánchez) normalizado».

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