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Sánchez pierde la primera votación de la investidura y tiene la segunda en el alero

Sánchez pierde la primera votación de la investidura y tiene la segunda en el alero

La abstención de Unidas Podemos resucita la esperanza de los socialistas para llegar a un acuerdo antes del jueves

Ramón Gorriarán

Madrid

Martes, 23 de julio 2019, 14:28

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Pedro Sánchez puede convertirse en el primer candidato que pierde dos debates de investidura. Cayó en 2016 y ahora tiene media derrota en el bolsillo. Pero los desmayados ánimos de los socialistas recibieron este martes una inyección de moral al comprobar que Unidas Podemos se abstenía en la votación. Pablo Iglesias lanzaba así el mensaje de que hay una tenue esperanza de alcanzar un acuerdo para la votación del jueves. Por lo pronto, los equipos negociadores se van a reunir. ¿Cuándo? En algún momento antes de votar este jueves. Será la última baza.

El marcador del Congreso reflejó a las 14.25 horas los 124 'síes', 170 'noes' y 52 abstenciones, y activó el calendario de dos meses para que haya investidura. Si no es así, a votar el 10 de noviembre. «No lo sé», es la respuesta que dan los socialistas, sean ministros, diputados o lo que sea, a la pregunta de si habrá acuerdo con Unidas Podemos. «Está jodido», confesaba más gráfico, pero igual de escueto, un diputado del círculo más próximo a Pablo Iglesias. Todo apunta a que hasta el último minuto no habrá 'fumata', sea esta blanca o negra.

La votación de este jueves dio pistas sobre las trepidantes horas que se viven en el Congreso y aledaños. Unidas Podemos echó el lunes la persiana al acuerdo tras el agrio debate de su líder con Sánchez, y decidió votar 'no' en esta primera vuelta. Irene Montero, disciplinada, así lo hizo por internet antes de que comenzara el pleno pues no acudió a la Cámara por su avanzado embarazo. Pero algo pasó en el transcurso de la mañana que hizo cambiar de opinión a Iglesias y los morados se abstuvieron. El giro es, explicó la diputada Ione Belarra, para «facilitar las negociaciones. No va a quedar nada de nuestra parte para llegar a un acuerdo. Nos vamos a dejar la piel». El color volvió a los lívidos rostros socialistas.

Condenados a entenderse

También hubo movimientos en la bancada de Esquerra. Tras la intervención medida en el pleno de su portavoz -«estamos condenados a entendernos», dijo- quedó la sensación de que se abstendrían, pero era una percepción errónea. Los republicanos así lo habían convenido con EH Bildu, con el que mantienen una especie de acción mancomunada. Pero algo pasó en los circuitos internos de Esquerra. Votaron que no mientras los cuatro diputados de la izquierda abertzale se abstenían.

Gabriel Rufián, siempre fiel a las instrucciones de Oriol Junqueras, es un posibilista, pero la dirección de Esquerra tiene otro enfoque. Mira más al qué dirán en Barcelona que a la política en Madrid. Los republicanos no quieren pasar por ser los 'botiflers' (traidores) del independentismo y facilitar la investidura de Sánchez a cambio de nada. Máxime si JxCat vota en contra, como lo hizo tras un discurso inflamado y abigarrado de consignas soberanistas.

Esquerra, aunque ha dicho por activa y pasiva que no va a bloquear la investidura porque no quiere una repetición de elecciones, supedita su voto a que en las horas que restan hasta las 14:25 horas de este jueves PSOE y Unidas Podemos cierren un acuerdo. Igual que el PNV, que anunció que podría pasar de la abstención al sí con un pacto entre Sánchez e Iglesias que considere satisfactorio.

La votación fue el colofón de la segunda jornada del debate. En términos parlamentarios se puede decir que fueron unos duelos llevaderos para el candidato socialista. Nada que ver con el crispado cara a cara del lunes con Iglesias ni con el intenso toma y daca con los líderes de PP y Ciudadanos.

Si en el primer día del debate Cataluña apenas asomó en las intervenciones, este martes fue el monotema, como no podía ser de otra manera, en el duelo con los portavoces de Esquerra y JxCat, más tranquilo con el primero, más convulso con la segunda.

En ambos casos, Sánchez instó a sus interlocutores a que no ignoren el dato de que más de la mitad de los catalanes no son independentistas, de modo que no pueden tomar la parte por el todo y arrogarse la representación de la sociedad en su conjunto. Además, avisó a Rufián y Laura Borràs que no le va a temblar el pulso si es necesario aplicar el artículo 155 de la Constitución e intervenir la Generalitat si se vuelve a vulnerar el marco legal.

El debate con el portavoz del PNV despidió un aroma de buena química. Aitor Esteban pidió al candidato socialista un pequeño esfuerzo en las formas porque hay sintonía en el fondo. «El calendario de transferencias», reconoció el diputado del PNV, es una realidad aunque se quejó del retraso en la concreción. Hasta con la portavoz de EH Bildu el duelo fue casi de guante blanco. No así con la de Coalición Canaria, que se quejó del maltrato al archipiélago. Tampoco fue distendido el intercambio con el representante de Unión del Pueblo Navarro.

Sánchez cerró sus intervenciones con una apelación a los tres grandes grupos. Reclamó de nuevo responsabilidad de Estado a PP y Ciudadanos para qe se abstengan, y generosidad a Unidas Podemos para llegar a un acuerdo y que la legislatura eche a andar. Y redondeó su discurso con tono solemne: «Quiero gobierno, estabilidad y legislatura».

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