Sánchez en apuros
Lejos de los acuerdos estables comunes en otros países, el Gobierno en minoría en España parece un ejercicio de funambulismo
Martes, 24 de julio 2018, 00:02
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Pedro Sánchez accedió a la presidencia del Gobierno en unas circunstancias políticas que se han torcido de pronto. Rajoy pareció venirse abajo ante la moción de censura socialista; y se negó a dimitir por dignidad, desdeñando la posibilidad de que otra diputada o diputado del PP pudiera relevarle en el cargo. Podemos hizo realidad aquello que le había negado a Sánchez por dos veces; como si con su investidura Pablo Iglesias se perdonara a sí mismo, transfiriendo a los socialistas la responsabilidad de dar cauce al vuelco político. El PDeCAT se arrimó, junto a ERC, a las posibilidades que pudiera ofrecer al independentismo el cambio representado por Sánchez, contra el criterio de Puigdemont. Éste se ha hecho con las riendas del PDeCat. Podemos se siente en condiciones de apretarle las tuercas a Sánchez. Y un presidente «sin complejos», Pablo Casado, lidera el Partido Popular. La investidura del presidente del Gobierno, a modo de moción de censura, fue poco más que una casualidad. Por muchas razones que concurrieran en aquel vuelco. Las piezas que sostienen a la minoría socialista al frente del país son tantas y tan distintas, que la construcción de su proyecto de cambio podría venirse abajo en cualquier momento. Y la ilusión que llevó a Sánchez a pasar de una moción de censura 'moral' a la pretensión de agotar lo que quedaba de legislatura, se manifiesta como un ejercicio de vanidad al límite. Rajoy gobernó sus últimos años sobre la presunción de que el resto de la Cámara no llegaría a acordar su final. Sánchez alcanzó la Moncloa mediante una operación en la que ni él mismo confiaba, más que como un gesto ineludible para hacer valer la oposición socialista. Lejos de los hábitos comunes en otras democracias europeas, acostumbradas a acuerdos entre diferentes, el Gobierno en minoría en España aparece como un ejercicio de funambulismo. La votación del techo de gasto para 2019 es crucial; pero se vuelve también crucial la aprobación parlamentaria de Rosa María Mateo como administradora de RTVE. De modo que puede ser definitiva la tramitación de cualquier otra iniciativa. Pablo Casado dispuesto a desentenderse de la gestión de Rajoy y Montoro en términos de deuda y déficit, Puigdemont, desaforado al mando de los neoconvergentes catalanes y Podemos pasando factura por el voto a la moción de censura, conforman un panorama endiablado para un Sánchez que podría haberse evitado la institucionalización de su visita de fin de semana a Castellón.
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