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Recarga a la derecha

Será la moderación lo que concederá crédito a Pablo Casado para que el PP pueda seguir aspirando a ganar, y con más ventaja

Domingo, 22 de julio 2018, 00:16

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El congreso extraordinario del Partido Popular eligió a Pablo Casado como su nuevo presidente, con una ventaja sobre Soraya Sáenz de Santamaría suficiente como para que nadie discuta el resultado ni pueda sugerir, sin más explicaciones, que los populares han optado por un líder provisional. Dos conclusiones parecen unánimes como resultado del congreso. En primer lugar, que aun ensalzando la figura de Mariano Rajoy, la mayoría de los compromisarios dieron la espalda a su pragmatismo –encarnado esta vez en Sáenz de Santamaría– a la búsqueda de una recarga ideológica hacia la derecha. En segundo lugar, que la responsabilidad por la integración se reparte a medias entre quienes se mantuvieron en liza, toda vez que la candidata perdedora insistió hasta el último momento en su llamada a la unidad, y el ganador prometió acceder a ello tras la elección del nuevo presidente. Pablo Casado enunció ayer los postulados sobre los que desea presidir el primer partido del país; postulados que por momentos parecieron sintetizarse en la llamada a «conectar con esa España de las banderas en los balcones». Pero el nuevo presidente popular es perfectamente consciente de que para conseguir que el PP represente «todo a la derecha del PSOE» no le servirá de mucho sumarse a dinámicas totalmente maniqueas de confrontación, sin conceder ningún margen a la coincidencia con el Gobierno socialista en cuestiones de Estado. La victoria de Casado entre los populares se ha basado en la oferta de una opción capaz de reactivar a los incondicionales. Ello es también la condición de partida sobre la que el PP puede intentar su recuperación electoral; puesto que únicamente movilizando a los propios sería capaz de atraer a los demás. Pero para ello es imprescindible manejar con sumo cuidado las dosis requeridas de cierre de filas, de reivindicación de las esencias, de distanciamiento respecto al resto del arco parlamentario. Un cuidado que Casado deberá comenzar por mantener en la propia casa de los populares; puesto que si bien es lógico que gratifique con más responsabilidades a aquellos que han secundado su candidatura a la presidencia del PP, su éxito podría deshilacharse si orilla sin contemplaciones a más pro-sorayistas que los estrictamente necesarios. Porque, en el fondo, será la moderación en las actitudes lo que concederá crédito a Pablo Casado para que el PP pueda seguir aspirando a ganar, y con más ventaja que en los últimos comicios.

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