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Cristian Reino
Barcelona
Viernes, 28 de septiembre 2018, 11:43
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El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, lleva casi un año en Bruselas, donde huyó tras la declaración unilateral de independencia, y empieza a asumir algo que no hacía cuando llevaba las riendas del Gobierno catalán: que las instituciones europeas no quieren saber nada del proceso.
«Es evidente que la Unión Europea, las instituciones europeas, no han apoyado la causa catalana. Lo que critico, mi decepción no es en relación a la independencia, sino que callen en relación a los derechos fundamentales», afirmó este viernes en la televisión pública belga RTBF. Aun así, Puigdemont insiste en llamar a la puerta de los organismos comunitarios. El exmandatario catalán interpeló ayer directamente al presidente del Consejo, el polaco Donald Tusk, quien asumió un papel protagonista las riendas el 10 de octubre y forzó a Puigdemont a desistir con la declaración de independencia, que se trasladó para el día 27.
El día 10, Puigdemont reclamó una mediación a Tusk y este viernes insistió en llamar a la puerta del presidente del Consejo. Solo a él y no al presidente de la Comisión, quien siempre se negó a recibirle cuando viajaba a Bruselas siendo presidente. «Ha sido el único que al expresarse sobre la crisis catalana lo ha hecho de una forma respetuosa», dijo. Tanto Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión, como Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo siempre se han mostrado muy críticos con el proceso catalán.
En lo personal, Puigdemont reiteró su deseo de regresar a Cataluña. «Cada día me digo que es mi último día en Bélgica», expresó. Pero a su juicio, la represión del Estado le impide volver.
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