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El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. EFE
Puigdemont enfría la repetición electoral y augura un gobierno antes del 22 de mayo

Puigdemont enfría la repetición electoral y augura un gobierno antes del 22 de mayo

El expresidente de la Generalitat insta a las fuerzas secesionistas a buscar un candidato a la investidura si Sànchez no puede ser elegido

cristian reino/Agencias

Barcelona

Domingo, 15 de abril 2018

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Espoleado por la manifestación de Barcelona, que clamó por la libertad de los dirigentes presos pero también por la formación urgente de un gobierno autonómico que ponga fin al 155, el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, afirmó ayer que su voluntad es «evitar las elecciones». «Tenemos que buscar fórmulas para evitar las elecciones», aseguró en una entrevista en TV-3 desde Berlín, donde permanece a la espera de que se resuelva su extradición a España. No descartó al completo el adelanto electoral, una posibilidad que había cogido fuerza en los últimos días, tras la puesta en libertad del expresidente de la prisión alemana, pero sí dio a entender que su intención es formar gobierno. «No hay riesgo cero de elecciones. No nos gustan, pero que nadie olvide que ya ganamos las anteriores», aseguró.

En este punto, no dio demasiadas pistas, aunque pidió paciencia y dejar trabajar a los grupos secesionistas. «Si no es posible investir a Jordi Sànchez tenemos que proponer a otro candidato», afirmó. En los últimos días, JxCat había trasladado que podía congelar esta posibilidad, pero el expresidente quiso ayer lanzar un mensaje en la línea de que es posible formar gobierno, a pesar de las diferenecias que hay entre los independentistas. «Lo haremos», aseveró. «Tenemos hasta el día 22 de mayo, es la fecha límite. No hará falta apurar hasta al final», añadió en esta entrevista, la primera que concedía tras ser puesto en libertad de la cárcel de Neumünster (Alemania) el pasado 6 de abril, donde permaneció doce días.

La jugada del dirigente nacionalista lleva mesas encima de la mesa. Dirigentes de Esquerra ya le han dado el visto bueno. Se trata de elegir ahora, en el mes que queda de plazo máximo hasta el 22 de mayo, un candidato de transición, que estuviera dispuesto a cederle el bastón de mando en el Palau de la Generalitat cuando esté libre de causas judiciales, cuando se haya aclarado su futuro en Alemania o al menos esté lista la reforma de la ley de la Presidencia, que JxCat impulsa, para autorizar la investidura no presencial del aspirante.

A día de hoy, quienes suenan para esta presidencia de transición son Elsa Artadi o Marta Madrenas, ambas de JxCat. Puigdemont evitó ayer poner nombres sobre la mesa. Pero tampoco se postuló como futuro candidato, aunque también apuntó que el candidato propuesto será el que permita la ley de la presidencia de la Generalitat.

Puigdemont se siente fuerte. Ha pasado de reconocer (en el SMS que le envió a Toni Comín) que «esto se ha terminado, los nuestros nos han sacrificado» a volver a tener la sartén por el mango de la política catalana. No hace mucho, ERC y el PDeCAT le pedían que diera un paso al lado y que antepusiera los intereses del país a los personales. Su presencia en Bruselas hasta se consideraba molesta, pues su voto no servía en las votaciones de la Cámara catalana, lo que obligaba a ceder ante la CUP. Ahora nadie se atreve a pedirle que renuncie a su acta de diputado. Ha recuperado el liderazgo perdido a raíz de la resolución judicial alemana, que paraliza de momento su entrega a España por un delito de rebelión. La solución para la investidura dijo ayer que no pasa por que Puigdemont y Comín dejen su acta.

Elecciones el 26-O

Puigdemont afirmó ayer que si no convocó elecciones el 26 de octubre fue porque el Gobierno central no le garantizó que no aplicaría el 155. El diálogo con Mariano Rajoy nunca fue directo, reconoció. Según apunta el expresidente de la Generalitat, en una ocasión estuvo a punto de encontrarse con el presidente del Gobierno de España. A petición de un ministro, Puigdemont aseveró que se le transmitió el mensaje de que si él quería se podía abrir una línea directa de diálogo con Rajoy.

Este encuentro, sin embargo, no se produjo ya que, según el expresident de Cataluña, «Rajoy no quiso hablar conmigo antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que bloqueó las instituciones catalanas».

En Alemania, reconoció que no ha hablado con nadie del Gobierno alemán y a la UE le pidió ayer que escuche a la sociedad catalana. «Nos hemos ganado ese derecho», dijo.

Contra Llarena

Puigdemont cargó en varias ocasiones contra el juez del Tribunal Supremo que instruye la causa sobre el proceso soberanista, Pablo Llarena, y defendió la querella que el Parlament ha decidido presentar contra el magistrado: «No nos podemos doblegar, han hecho muy bien en presentarla».

Acusó al juez de haberse convertido en el diputado número 136 del Parlament -la Cámara catalana tiene 135- y aseguró que sus decisiones no solo son un ataque «a lo que ha decidido el pueblo de Catalunya, sino también a medidas cautelares dictadas por Naciones Unidas».

Afirma que haber sido detenido en Alemania no formaba parte de ninguna estrategia suya para obligar a este país a involucrarse en el conflicto catalán, no ha querido vaticinar si será extraditado o no y conluyó: «No quiero ser un problema para nadie», en alusión a los países en los que vive.

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