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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante un acto político este martes en Jaén. EFE
El PSOE ve ya difícil mejorar sus resultados y fía el Gobierno a que sus rivales cambien de «actitud»

El PSOE ve ya difícil mejorar sus resultados y fía el Gobierno a que sus rivales cambien de «actitud»

El plan para atraer a votantes de Cs no da, de momento, grandes frutos y el electorado socialista está poco movilizado

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Martes, 8 de octubre 2019, 19:39

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Las cosas no van como esperaba Pedro Sánchez. Los cálculos del presidente del Gobierno en funciones y de sus colaboradores más próximos apuntaban a que, a estas alturas de la precampaña, empezaría a percibirse el acierto de su decisión de poner rumbo a una repetición electoral. Así se lo trasladaron a los territorios del PSOE, escépticos con la idea de volver a pasar por las urnas. Los últimos sondeos publicados no resultan precisamente halagüeños y la inquietud empieza a hacer mella en la moral del partido.

Nadie habla tampoco de una situación alarmante. «No hay motivos para temer por el Gobierno –admite un dirigente autonómico– pero nos prometieron que en poco tiempo iríamos como un cohete y ahora todas las esperanzas están puestas en que la gestión de la sentencia del 'procés' nos dé algo de impulso«. Lo que se percibe, sobre todo, es falta de entusiasmo.

Las encuestas más favorables a los socialistas, indican que pueden subir en escaños, pero de forma muy moderada. Las más preocupantes, como la que este martes publicó 'eldiario.es', calculan incluso una pérdida de papeletas y de diputados. Y una visión general permite hablar, según admiten en el partido, de estancamiento. «A lo que podemos aspirar, como mucho es a movilizar a todos los nuestros –dicen fuentes de la formación– y por ahora nos están fallando».

El plan diseñado desde la Moncloa para atraer a los votantes decepcionados de Ciudadanos tampoco parece estar dando frutos y en el PSOE no son pocos los que recelan de él. Por un lado, porque creen que quienes dieron su apoyo a Albert Rivera el 28 de abril eran ya electores con un perfil derechizado y muy anti-Sánchez y, por otro, porque sospechan que el discurso de la estabilidad es poco estimulante para el votante progresista, que no está precisamente motivado. De momento, los estudios demoscópicos apuntan a que la formación liberal está mandando votantes a la abstención y no tanto a otros partidos.

Hay, sin embargo, dos direcciones territoriales que sí creen poder pescar en el caladero naranja. Son la de Castilla y León, donde aseguran detectar un gran malestar por el pacto de gobierno autonómico suscrito con el PP por Francisco Igea, perteneciente al sector crítico con el veto al PSOE, y la del PSC, en Cataluña, donde creen que Ciudadanos está ahora «sobrerrepresentado» y que quedará desinflado con el mensaje de firmeza contra el independentismo, en el que Sánchez lleva haciendo hincapié varios días.

Efecto Errejón

En la Moncloa llaman a la tranquilidad, sostienen que a la hora de analizar la última hornada de sondeos hay que contar con el «efecto champán» que puede haber tenido el salto de Errejón a la competición nacional y que en breve las cosas se asentarán. «Nosotros vamos a ir de menos a más y a Más País le pasará al contrario; se le va a hacer larga la campaña», vaticinan. En el entorno del presidente en funciones ya asumen, aun así, que el resultado del PSOE el 10 de noviembre no será muy distinto del de abril.

El propio Sánchez evidenció que ese es para él un escenario factible la semana pasada, en una entrevista en el digital 'Nius'. «Los números pueden ser tozudos, pero las actitudes distintas», dijo. En eso confían los socialistas. Creen que el «precipicio» de unos terceros comicios actuará como elemento de presión para el resto de partidos políticos. «Lo sustancial es que los independentistas no sean necesarios y eso parece posible», aducen. En sus cálculos está una abstención del PP, al que todos los sondeos auguran un crecimiento importante. «Fortalecido y sin el aliento de Ciudadanos en el cogote, Casado puede sentirse libre para tomar una decisión que puede entenderse como de Estado», plantean. «Es una oportunidad de demostrar que, aunque haya muchos partidos, solo PP y PSOE pueden gobernar», insisten.

También contemplan una investidura con los votos de Unidas Podemos, Más Madrid y el PNV. Aunque Pablo Iglesias ha dejado claro que no renunciará al Gobierno de coalición, creen que tendrá que acabar cediendo porque, a diferencia de lo que ocurría tras el 28 de abril, cuando el veto de Ciudadanos hacía imposible otro acuerdo, ya no tendrá la sartén por el mango.

Rivera, en cambio, queda prácticamente fuera de la ecuación. Esta vez parece imposible que pueda aportar los escaños suficientes como para garantizar por sí solo la gobernabilidad y los socialistas creen que su reciente cambio de estrategia no le servirá para salvar los muebles.

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