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Una propuesta difusa

El Gobierno no puede acometer el aislamiento de las personas contagiadas pero asintomáticas sin aclarar qué pretende

Martes, 7 de abril 2020, 00:00

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El ministro de Sanidad, Salvador Illa, precisó ayer que el Gobierno se propone aislar a las personas contagiadas que no presenten síntomas o estos sean leves siempre que ellas se avengan a acogerse a tal medida. Aunque el estado de alarma y la legislación sobre salud pública permitirían ordenar judicialmente una confinación especial para aquellos ciudadanos que entrañen un riesgo de infección por COVID-19 hacia sus próximos, el Ejecutivo ha decidido mantenerse unos pasos atrás. La doctora María José Sierra, en su calidad de portavoz gubernamental, llegó a referirse el pasado sábado a estudios que «hablan del 15% de personas que hayan podido pasar la enfermedad» en España, sin que hasta entonces los responsables del ministerio se hubiesen detenido a valorar la presumible existencia de muchísimos más positivos que los confirmados. Esos que explicarían la letalidad en nuestro país.

El Gobierno resolvió desde un principio aparcar la detección de los asintomáticos a una fase posterior para centrarse en los casos que revestían mayor gravedad y porque no contaba ni con los test ni con el potencial despliegue profesional capaz de identificar a todos los infectados. Pero ahora está obligado a exponer con el máximo detalle qué pretende hacer al respecto. No basta con que Illa puntualizase ayer que el aislamiento será voluntario. Es necesario que el Ejecutivo exponga con la máxima claridad el alcance de la iniciativa porque de ello dependerá también su eficacia. Si, tras cuatro semanas de soslayar el problema por parte de la «autoridad competente», la medida aflora como una aleatoria, sujeta a la disponibilidad de las pruebas correspondientes y a la actitud que muestren los testados, deberá enfrentarse al escepticismo general. Especialmente después de que algunos líderes autonómicos mostraran su descreimiento en la cita del domingo con Pedro Sánchez.

Es lógico pensar que si el Gobierno ha solicitado a las comunidades su respectivo listado de infraestructuras susceptibles de convertirse en 'arcas de Noé' para el viernes será para supervisar sus condiciones de partida, puesto que el Ministerio de Sanidad no cuenta con las posibilidades operativas de las consejerías territoriales de Salud para acometer su transformación y gestión. Ni podrá imponerles una pauta estricta cuando no sabe exactamente de qué modo proceder para aislar esos posibles nuevos contagios.

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