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Presupuestos malabares

Resulta poco verosímil que el incremento del gasto y el de la presión fiscal cuadren como pretende el Gobierno Sánchez

Lunes, 15 de octubre 2018, 23:04

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El Gobierno aprobó ayer un documento con las líneas generales de los Presupuestos de 2019 para su envío a la Comisión Europea. Lo hizo en una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros a fin de dar realce al acto ante la opinión pública española y también ante Bruselas. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha hecho eco de la ralentización en la economía global al rebajar en una décima su previsión de crecimiento para el presente año y el próximo, que retraerá el comercio exterior, uno de los puntales básicos de la recuperación. Ello no le ha impedido incrementar en 5.000 millones de euros el gasto, de acuerdo con Unidos Podemos. Un incremento que las ministras de Hacienda y de Economía, María Jesús Montero y Nadia Calviño, presentaron ayer como un objetivo compatible con el cumplimiento de los compromisos de déficit. Es evidente que el Gobierno ha elaborado su propuesta presupuestaria en contacto permanente con Bruselas y que confía en el plácet del comisario Moscovici cuando la Italia de Salvini irrumpe en el escenario europeo con unas Cuentas provocadoras. Una eventual conformidad por parte de la Comisión en cuanto a que el borrador del Gobierno español pueda atenerse a la rebaja exigida del déficit estructural avalaría políticamente las intenciones de Pedro Sánchez. Pero, por eso mismo, las indicaciones y recomendaciones que pudiera remitir la UE obligarían al Gobierno y comprometerían a su aliado Unidos Podemos. Desde el punto de vista político, el Gobierno se propone recabar paso a paso los apoyos parlamentarios que precisa para sacar adelante sus Presupuestos, contando con que aquellos que secundaron a Sánchez en la moción de censura contra Rajoy –léase el independentismo catalán– vayan quedándose sin argumentos para rechazar un proyecto expansivo en el gasto social. Todo indica que el presidente intenta prolongar su mandato gracias al secesionismo, bien porque ERC y el PDeCAT secunden sus Cuentas, bien porque las echen abajo y pueda esgrimir tal oposición como causa sobrevenida para continuar gobernando sobre la prórroga de las de Rajoy, dejando de lado a Unidos Podemos. En cualquier caso, el Ejecutivo no puede mantenerse de espaldas a las discrepancias y serias dudas que suscita su borrador presupuestario entre los principales agentes económicos y la oposición parlamentaria, y a las incógnitas que presenta su posible intento de continuar gobernando mediante prórroga. Porque resulta poco verosímil que el incremento del gasto y el de la presión fiscal cuadren como pretende el Gobierno de Sánchez.

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