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Cataluña, fuera de control

Es absurdo que Sánchez se procure el apoyo del independentismo si Torra no evita el acoso rupturista anunciado

Miércoles, 12 de diciembre 2018, 00:20

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Quim Torra ha vuelto a proyectar sobre Cataluña la sombra de la quiebra institucional al emplazar a su consejero de Interior a purgar la cúpula de los Mossos, declararse partidario de la vía eslovena a la independencia y realizar un ayuno voluntario de 48 horas en solidaridad con los políticos presos en huelga de hambre. Estas actuaciones, mientras los CDR tomaban varios peajes de la AP-7, ante la impasibilidad de la Policía autonómica, para impedir el paso primero y hacerlo gratuito después, han vuelto a encender las alarmas. Como ocurrió con el ultimátum que dirigió a Pedro Sánchez para que se aviniera a convocar un referéndum sobre la independencia, también esta vez el presidente de la Generalitat ha optado por pasar a segundo plano, mientras la portavoz Elsa Artadi se personaba para edulcorar la situación. Es evidente que una buena parte del secesionismo percibe a Torra del modo en que éste asume su papel: como el que dobla al protagonista, Carles Puigdemont, en determinadas escenas. Con la sospecha añadida de que, además, improvisa el guion. Buena parte del independentismo se muestra condescendiente hacia Torra, esperando a lo que él mismo espera: que sea relevado. Pero ni la sociedad en su conjunto ni las instituciones del Estado democrático tienen por qué soportar semejante situación. El problema no está en la peculiar personalidad del presidente accidental de la Generalitat. El problema es que la Generalitat está anulada en cuanto a la dirección política de los asuntos públicos y como interlocutora de las demás instituciones constitucionales. Un problema que se vuelve acuciante cuando desde el Palau hay quien anima o encubre la acción de encapuchados dispuestos a erigirse en vanguardia a la 'eslovena' de la 'república'. El Gobierno de Sánchez se ha visto obligado a remitir tres cartas de advertencia a la Generalitat. Sin duda porque los socialistas se han percatado del desgaste que para sus aspiraciones partidarias supone la perpetuación de la crisis catalana; pero también porque ninguna institución del Estado –tampoco la Generalitat– puede apelar a razones de técnica policial para permitir la toma durante horas de las vías de comunicación por parte de grupos fuera de control y libres de identificación. El Consejo de Ministros tiene previsto reunirse en Barcelona el próximo día 21. Será absurdo que Pedro Sánchez continúe procurando la anuencia del independentismo para la gobernación de España si la Generalitat de Torra no se emplea a fondo desde ya para que esa reunión se celebre libre del acoso rupturista que se anuncia.

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