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El asesino confeso de la joven zamorana de 26 años Laura Luelmo, Bernardo Montoya . Efes

El asesino de Laura Luelmo: «Pido disculpas a la familia, lo siento»

Bernardo Montoya ingresa en el módulo de enfermería de la prisión, aislado de otros presos

cecilia cuerdo

Sevilla

Sábado, 22 de diciembre 2018, 14:42

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Con gesto ido y tras más de cinco horas de declaración, Bernardo Montoya, el asesino confeso de Laura Luelmo, mostró su arrepentimiento por la muerte de la joven antes de ser encarcelado en la madrugada del sábado. «Pido disculpas a la familia, lo siento». Montoya, de 50 años, está acusado de asesinato, detención ilegal y agresión sexual y permanece ya en el módulo de enfermería de la prisión de Huelva y con medidas de vigilancia para garantizar su seguridad.

Montoya abandonó los juzgados pasadas las 3,30 de la madrugada, después de toda una jornada esperando en la comandancia de la Guardia Civil a pasar a declarar ante la juez que instruye el caso, quien no dudó en decretar su encarcelamiento ante los «contundentes indicios de criminalidad» que muestra la investigación policial. A la salida, y mientras era increpado e insultado por los escasos vecinos que aguantaron hasta esa hora, el detenido, que ya no escondía su rostro, dirigió la mirada a los medios de comunicación que permanecían a la puerta de los juzgados para expresar su arrepentimiento a la familia de la chica asesinada. «Ya es tarde para el perdón, ¿por qué lo has hecho?», le inquiría una vecina, según se escucha en las grabaciones de la agencia Atlas.

Fuentes penitenciarias confirmaron ayer que a su regreso al centro carcelario, que abandonó a comienzos de octubre, Montoya fue asignado al módulo de enfermería, una zona de acceso restringido y aislado del resto de los presos, lo que garantiza mayores medidas de seguridad. Aunque no se le ha aplicado el protocolo anti suicidios, sí se han puesto en marcha medidas para salvaguardar su integridad física, como el acompañamiento continuo de un interno de apoyo, destinadas no tanto a que se autolesione como a evitar que pueda ser agredido por otros presos, dado el rechazo que suscitan entre ellos los delitos de violación.

Según confirmaron desde el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), la juez consideró necesaria la medida de prisión comunicada y sin fianza, solicitada tanto por la Fiscalía como por la acusación particular, ante la gravedad del delito, el riesgo de fuga, la posibilidad de eliminación de pruebas e incluso para evitar que cometa otros hechos delictivos de la misma gravedad que los ahora causados. Y es que apenas pasaron 60 días desde que abandonó el penal donde ha cumplido más de 23 años de condena para que cometiera su segundo asesinato.

Pese a la solidez de las pruebas acumuladas en su contra por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, los agentes mantienen aún las diligencias abiertas a fin de resolver las incógnitas que quedan pendientes en este caso. En primer lugar, siguen buscando el teléfono móvil de Laura Luelmo para precisar los pasos que siguió Montoya desde que asaltó a la joven pasadas las 16 horas del martes 12 de diciembre, y falleció dos o tres días después, hasta que su cadáver fue localizado. La última señal registrada por las antenas de telefonía data de las 20 horas y de un punto alejado nueve kilómetros al norte de El Campillo, lugar donde se ubica la casa del asesino confeso y donde las pruebas confirman que se produjo la agresión.

En este sentido, los agentes tratan además de localizar el objeto contundente, como una herramienta de obra o una barra de hierro, con la que Montoya golpeó a la joven provocando su muerte. Los restos de sangre hallados en el interior de la vivienda, y que el asesino trató de limpiar con lejía, determinan que tanto la violación como la agresión se produjeron en la vivienda, pero queda por determinar dónde permaneció la joven hasta que su cuerpo fue hallado sin vida el pasado lunes. Luelmo fue traslada envuelta en una manta y oculta en el maletero del coche de su asesino, y sus enseres arrojados a un contenedor cercano al cementerio.

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