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Audi SQ8 TDI: SUV, diésel, deportivo y ECO
PRUEBA A FONDO

Audi SQ8 TDI: SUV, diésel, deportivo y ECO

Quien piense que el diésel está muerto o que no sirve para generar emociones deportivas, cambiará de opinión al leer la prueba de este SQ8 TDI que monta el bloque de gasóleo más potente del mercado.

Karam el Shenawy

Miércoles, 5 de agosto 2020, 11:27

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El SQ8 TDI que protagoniza esta prueba confirma dos cosas en favor del diésel: primero, que es un combustible tan válido como la gasolina en lo que a prestaciones se refiere y, segundo, que la confianza de Audi por él es totalmente férrea. No es la primera vez que la firma de los cuatro aros une dichas siglas con un SQ, ya lo hizo en el pasado con el SQ5 y, más actualmente con el SQ7 TDI.

Precisamente es con este último con quien el SQ8 TDI comparte infinidad de elementos. Empezando por el exquisito motor V8 de 4.0 litros con triple sobrealimentación. Sí, has leído bien, este propulsor además de los dos turbocompresores tradicionales se apoya en un compresor de accionamiento eléctrico (EPC) que se encarga de asistir a los turbos al inicio de la marcha cuando giramos en un régimen bajo de revoluciones. De esta manera además de ofrecernos un empuje casi inmediato, se elimina el temido turbolag.

Corre y gasta poco

En lo que a cifras se refiere, sensacionales pues el SQ8 TDI genera nada menos que 435 CV y 900 Nm de par máximo, disponibles desde solo las 1.000 vueltas. De esa forma no solo estamos hablando del motor diésel más potente del mercado sino que en marcha se traduce como una auténtica máquina de acelerar. Y es que pese a las casi 2,5 toneladas que pesa este Audi SQ8 TDI, somos capaces de llegar a los 100 km/h desde parado en 4,8 segundos y de alcanzar los 250 km/h de velocidad punta.

Ficha técnica del Audi SQ8

  • Motor: V8 diésel de 435 CV

  • Consumo: 9 l/100 km

  • Dimensiones: 5 x 1,9 x 1,7 metros

  • Maletero: 605 litros

  • Precio: 122.000 €

Todo ello sin obviar su carácter eficiente pues gracias al sistema de microhibridación que se asocia a dicho bloque y que funciona mediante batería de 48 voltios, esta mole luce orgullosa en el parabrisas la etiqueta medioambiental ECO. Con ella, además de optar por las innumerables ventajas que se le asocian, se consigue rebajar un consumo que, circulando de manera convencional, ronda poco más de 9 l/100 km. Una cifra muy a tener en cuenta que puede incluso rebajarse hasta los 7 si rodamos exclusivamente por autopista y que en el caso de que le sometamos a una fuerte demanda de aceleración, no llegará a superar los 13 l/100 km. Datos que, a día de hoy, son complicados de conseguir en un vehículo de sus características, incluso si este opta por la tecnología híbrida.

Agilidad mastodóntica

Más allá del motor, este SQ8 TDI también destaca por su comportamiento. Repetimos que estamos ante un coche de casi 2,5 toneladas que roza los 5 metros de largo. Sin embargo, en marcha se siente como si fuera un A3 Sportback. El responsable, un chasis optimizado en el que, no obstante, es necesario pasar por caja para obtener algunos elementos como el eje trasero direccional o las barras estabilizadoras activas. Por suerte si forma parte de la dotación de serie la suspensión neumática adaptativa deportiva, un equipo de frenos con discos ventilados delanteros de 400 mm y traseros de 350 mm o una dirección progresiva variable. A ello se une la siempre afamada tracción total quattro con un diferencial trasero. El resultado, un auténtico traza curvas que sorprende por su agilidad y facilidad de manejo incluso en los giros más cerrados o las carreteras más serpenteantes por las que resonará el gorgoteo del diésel proveniente de sus escapes.

Un Q8 bien 'tuneado'

Ya que hablamos de un aspecto estético, si hay una pega que le podemos sacar a este SQ8, además de los casi 37.000 € extras que Audi pide frente a un Q8 50 TDI (pero que están perfectamente justificados), es que estéticamente no difiere en exceso de lo que podría ser precisamente un Q8 TDI con los paquetes S line y Black line.

No obstante y siendo justos, lo cierto es que este SQ8 TDI, o al menos nuestra unidad lucía una figura despampanante. Parte de culpa la tienen, entre otros, el color Naranja Dragón Metalizado, las llantas de 22 pulgadas, las pinzas de frenos en rojo, los detalles pintados en negro… muchos de los cuales también son de pago. Si buscamos los detalles exclusivos de la sigla S, tendremos que poner nuestros ojos en la zona trasera. Allí veremos el logo SQ8 en la parte izquierda y el enorme difusor en el que se incrustan dos salidas de escape dobles de las cuales las exteriores son falsas.

En cuanto a las dimensiones, comentar que gracias a algunas modificaciones en los paragolpes, más prominentes, su cota de longitud aumenta en 2 cm hasta los 5 metros totales.

Algo similar ocurre con el habitáculo pues este SQ8 TDI solo tiene de exclusivo el anagrama bordado en los asientos. El resto podría tratarse de un Q8 bien 'maqueado' con extras. Inentendible es que no traiga de serie los asientos deportivos plus, el tapizado de cuero Valcona romboidal, el sistema de iluminación ambiente LED, el volante deportivo achatado en su parte inferior, tapizado en cuero con ajuste eléctrico así como las molduras Carbon Vektor que le aportan ese toque exclusivo.

En lo referente a la habitabilidad, todo se mantiene. La zona trasera es perfectamente útil para tres adultos, incluso pese a la caída del techo, mientras que el maletero cubica nada menos que 605 litros, un dato perfecto para guardar todo lo que se nos antoje.

Nuestra valoración

Diseño

8

Motor

9

Comportamiento

8

Interior

7

Equipamiento

6

Consumo

8

Destacable

  • PrestacionesConsumoEspacio interior

Mejorable

  • Equipamiento de serieEscapes falsosPoca diferenciación estética

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