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Prueba peugeot 508 GT line

Probamos el Peugeot 508 GT Line, la berlina con un toque Sport

El Peugeot 508, especialmente en el acabado GT, tiene en su estética atlética uno de sus principales atractivos. Además, gracias a su quinta puerta, ese toque sport no está reñido con la practicidad.

Rubén Fidalgo

Vigo

Miércoles, 5 de agosto 2020, 11:57

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Aunque las berlinas están de capa caída y sus ventas no paran de ceder terreno a los SUV, Peugeot no puede tirar la toalla y ha buscado reinventar la categoría con un estilo en el que la deportividad marca sus líneas maestras. El Peugeot 508, especialmente en este acabado GT de la unidad de pruebas, tiene un toque deportivo que le sienta muy bien y, además, con un portón trasero que añade mucha versatilidad al modelo.

Galería. Fotogalería: Peugeot 508 GT Line 2018

El diseño del Peugeot 508 resulta muy llamativo desde cualquier ángulo. El frontal cuenta con unos faros muy rasgados y que cuentan con tecnología full led adaptativa y una excelente luz por la noche. Si ya de por sí son llamativos por sus angulosas formas, las luces diurnas en forma de dientes de sable todavía hacen que ''la cara'' del 508 sea más llamativa y agresiva.

El lateral sigue esa tónica agresiva con una línea de cintura en cuña y con unas nervaduras muy marcadas que hacen que recuerde a una flecha. Además, sus puertas carecen de marcos para las ventanillas, como en los coupés de diseño más elegante. Las atractivas llantas de aleación en dos tonos terminan de perfilar esa silueta que, aunque con los 3 volúmenes de una berlina clásica, tiene un aspecto deportivo y juvenil.

Ficha Técnica Peugeot 508 BlueHDi GT

  • Motor 2 litros diésel 180 CV

  • Consumo 4,7 l/100 km

  • Medidas 4,75 x 1,86 x 1,41 metros

  • Maletero 487 litros

  • Precio desde 42.200 euros

La vista trasera sorprende por la franja oscura en la que se ocultan los grupos ópticos, también con tecnología LED y muy visibles. Además, la forma de sus luces posteriores son muy características y hacen que el coche se identifique perfectamente incluso por la noche.

Con unas proporciones entre altura y anchura muy elegantes, el Peugeot 508 parece pegado al asfalto y dispuesto a hacernos disfrutar a sus mandos.

Todo este empeño en el diseño tiene algunas contrapartidas desde el punto de vista práctico. El principal inconveniente es el acceso a las plazas traseras, con un techo muy bajo que nos obligará a agachar la cabeza si no queremos llevarnos un coscorrón al entrar en ellas.

Peugeot 508 GT: i-Cockpit de segunda generación

El diseño del interior es moderno y acogedor. Rubén Fidalgo

El interior tiene un diseño marcado por la identidad de la marca y sus i-Cockpit, con un puesto de conducción en el que el cuadro de instrumentos está muy elevado y se visualiza por encima del aro del volante, que es ovalado y de pequeñas dimensiones.

Esta configuración es algo incómoda para las tallas más grandes, ya que obliga a llevar las manos muy bajas y juntas y las opiniones son polarizadas. Hay muchos compradores que se han decidido por este modelo precisamente por su postura al volante, otros, en cambio, no se encuentran cómodos, entre los que me incluyo.

En el acabado GT los asientos recogen muy bien el cuerpo y resultan muy cómodos para realizar largos viajes e incluso para una conducción algo sport.

Los mandos principales quedan bastante accesibles y se manejan con facilidad, gracias a que tenemos teclas de acceso directo a sus menús en la pantalla táctil.

Lo que menos me ha gustado de su habitáculo es que, entre el color negro dominante y la escasa superficie acristalada, resulta muy oscuro y parece más pequeño de lo que es. Además, la unidad de pruebas tenía algunos defectos de acabado que empeoran la nota final, con desajustes evidentes en la tapa de la consola central junto al selector del cambio.

Las plazas traseras son espaciosas en sentido longitudinal y para las cabezas tampoco están mal cuando ya nos hemos sentado y librado el techo al entrar. Como de costumbre, dos adultos irán cómodos en ellas, pero tres viajarán con estrecheces.

En cuanto al maletero, tiene unas formas muy aprovechables y es muy fácil de cargar gracias a la quinta puerta. Si necesitamos más espacio, se pueden abatir los respaldos traseros, que dejan un suelo plano al tumbarlos.

Peugeot 508 GT: tecnología y equipamiento

El equipamiento es muy completo e incluye incluso una cámara de visión nocturna Rubén Fidalgo

En materia de tecnología se nota que es un modelo de última generación, dotado con los sistemas que poco a poco se están volviendo un estándar en la categoría, especialmente en materia de asistentes avanzados a la conducción (conocidos como ADAS por sus siglas en inglés) y conectividad.

A elementos que ya son comunes como el control de crucero adaptativo, la alerta de colisión con frenado de emergencia, el asistente de mantenimiento en el carril o los sensores de ángulo muerto, este Peugeot 508 GT añade una cámara de infrarrojos en el frontal que permite ver en el cuadro de instrumentos incluso en condiciones de niebla si hay objetos, animales o peatones cruzados en nuestro camino.

Su funcionamiento es muy bueno y resulta especialmente práctico en ciudad o en condiciones de muy baja visibilidad, ya que nos alerta enseguida de la presencia de peatones, ciclistas o animales cruzando la calzada, resaltados en amarillo.

Lo que no me ha gustado tanto es el funcionamiento del sistema de mantenimiento en el carril, menos preciso que el que equipan rivales como los modelos del grupo Volkswagen, que sí nos mantiene en el centro de nuestro carril de forma más eficaz. En el Peugeot, en lugar de una trazada uniforme en nuestro carril, vamos yendo de la linea izquierda a la derecha.

En materia de conectividad, disponemos de Android Auto, Bluetooth y varias aplicaciones, pero no faltan elementos que nos permitan una mayor interacción con el smartphone como ofrecen otros rivales que, por ejemplo, permiten abrir y cerrar las puertas o geolocalizar el coche a través de una aplicación en el teléfono móvil.

Peugeot 508 GT: una berlina dinámica

Dinámicamente, el 508 también resulta muy agradable. Javier Martinez

La conducción del Peugeot 508 es muy agradable. Se nota que es uno de los modelos más ligeros de la categoría y que tienen un buen reparto de masas y un centro de gravedad bajo. En ciudad resulta muy cómodo gracias a la caja de cambios automática EAT8 de 8 marchas, de manejo muy sencillo y suave en las maniobras.

En carretera los más puristas echarán en falta una caja de cambios más rápida y obediente, pero lo cierto es que para la mayoría de perfiles, esta caja funciona más que correctamente y además logra unos buenos consumos en combinación con este motor BlueHDi de 180 CV.

A lo largo de la prueba, los consumos medidos han sido:

Urbano: 7 l/100 km

Carretera: 5 l/100 km

Autopista: 6 l/100 km

La dirección y los frenos tienen un buen tacto y las suspensiones un buen equilibrio entre confort y eficacia, lo que unido a su peso contenido hacen que resulte más ágil de lo esperado.

En autopista se agradece la tranquilidad que proporciona en las curvas rápidas, sobre las que mantiene la compostura aunque pasemos por una junta de dilatación o un badén en pleno apoyo.

En general, resulta un coche muy agradable de conducir, su motor diésel apenas se oye en el habitáculo y sus prestaciones son muy buenas, además, con unos consumos aceptablemente bajos.

Nuestra valoración

Diseño

9

Motor

7

Comportamiento

7

Interior

Equipamiento

7

Consumo

7

Destacable

  • DiseñoConfortRendimiento

Mejorable

  • Detalles de acabadoInterior oscuroSoluciones poco prácticas

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