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El control de velocidad antes era exclusivo de los automáticos. :: HOY
Con el control de velocidad de crucero la conducción se hace más sosegada

Con el control de velocidad de crucero la conducción se hace más sosegada

El 'adaptativo' además mantiene la distancia de seguridad y evita la colisión por alcance

J. A. POLO

BADAJOZ.

Lunes, 25 de noviembre 2019, 08:54

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El control de velocidad de crucero es otro de los sistemas de ayuda a la conducción. Es muy útil en vías con poco tráfico, donde se pueda mantener una velocidad predeterminada.

Su uso es muy simple, se activa pulsando una tecla, generalmente en el volante, y con un mando de (+/-) seleccionamos la velocidad a la que deseamos circular. Algunos sistemas tienen grabadas la velocidad de 90 km/h (carreteras) y de 120 (autovías). Cuando pisamos el freno se desactiva y para volver a la velocidad elegida pulsamos otra tecla en el volante, algunas marcadas como 'reset' y retornamos la velocidad de crucero. Pero claro, si en el carril hay vehículos menos veloces los alcanzaremos y tendremos que frenar.

Para evitar esa molestia se ha creado una versión mejorada, la del control de crucero adaptativo (ACC), un paso más hacia la conducción autónoma.

En este caso nuestro vehículo capta mediante radar al vehículo que nos precede y reduce la velocidad para mantener una distancia de seguridad con el de delante, distancia que podemos regular con un botón en el volante, fijando entre tres y cinco posiciones.

Los más sofisticados llegan a seguir al vehículo que le precede incluso cuando este se detiene, por un atasco o porque abandonamos la vía y llegamos a una glorieta donde el que marcha delante hace una detención. En otros el sistema se desconecta cuando la velocidad baja de 50 km/h.

Una tercera mejora del sistema es el 'control de atascos', de tal forma que cuando nuestro vehículo se detiene porque el de delante se ha parado, volveremos a iniciar la marcha automáticamente en cuanto el de delante reanude la marcha, volviéndose a detener si fuera preciso y así sucesivamente cuantas veces el tráfico lo exija.

Con estos sistemas, que antes eran exclusivos con cambios automáticos, el conductor está más descansado, centrando su atención en la visión del entorno.

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