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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Juan David Gallardo, con su maqueta ferroviaria. J. M. ROMERO
Los trenes de Juan David nunca se averían

Los trenes de Juan David nunca se averían

Paciencia. Un vecino de Mérida aficionado al ferrocarril ha dedicado más de diez años a montar una maqueta en su casa

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Domingo, 25 de octubre 2020, 09:18

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Grandes, pequeños, de vapor, eléctricos... No hay cosa que más le guste en la vida a Juan David Gallardo Jiménez que los trenes. Y aunque él no es maquinista, ni revisor, ni tan siquiera vendedor de billetes, desde pequeño ha estado relacionado con este mundo. Su abuelo fue maquinista en Mérida. En aquellos tiempos en los que por las vías andaban las máquinas de vapor. Se pasaba el día con él en la estación de Mérida, viendo el trasiego de máquinas que iban y venían.

Su padre está ya jubilado. Y aunque no fue ferroviario, era ambulante de los trenes de correo. Por lo que, cuando no estaba con su abuelo en la estación, lo acompañaba su padre.

Y como vive en la calle Muza, en la esquina con Marquesa de Pinares, esta última calle paralela a la vía del tren, siempre ha escuchado el sonido de los vagones y las locomotoras. Una vida entera ligada al tren que le hizo, desde muy pequeño, querer coleccionar piezas para montar una maqueta. Una instalación que en la actualidad tiene en una habitación de su casa y que se ha convertido en su mundo paralelo.

«Todo viene porque de pequeño te regalan un trenecito, después un tren eléctrico y, a partir de ahí, la pasión por este mundo crece cada vez más. Yo no he podido desarrollar mi afición por el tren en miniatura hasta que he tenido un sitio apropiado para montar una maqueta», explica Juan David.

Comenzó a montarla hace unos 11 años. Empezó a hacerla con materiales que ha ido acumulando a lo largo del tiempo y siguiendo un modelo que tenía en la mente. El de la maqueta del museo ferroviario de Mérida que, aunque está montada, actualmente no está expuesta.

Visitar este lugar de forma habitual también le sirvió para entablar contacto con gente del mundo ferroviario como José Simón o Ángel Caballero, presidente de la Asociación Amigos del Ferrocarril. Estos le animaron a embarcarse en la aventura de hacer una maqueta ferroviaria.

Cuando tuvo su propia casa comenzó a montar la estructura, las vías, con un trabajo «muy minucioso, con mucha paciencia y compaginándolo con el trabajo y mi vida personal».

Dice que lo que más le ha costado instalar es la parte eléctrica. Porque ha tenido que ser autodidacta. «La he hecho de tal manera que funciona casi como en la realidad. Como si fuera un bloqueo. Los trenes van por sus itinerarios y sus vías de forma que no se chocan. Es como de verdad pero en miniatura».

Todas las piezas de la maqueta las ha comprado poco a poco. Como el modelismo ferroviario tiene un material tan especializado, al principio había que ir a comprarlo a Madrid, Barcelona o Sevilla. Pero ahora todo se puede adquirir a través de Internet, donde hay una gran variedad. «Ojalá hubiéramos tenido antes la venta online. Ahora es mucho más fácil hacerse de las piezas».

La maqueta tiene un recorrido de unos 12 metros de vía. Tiene dos niveles y está hecha en tres módulos que ocupan tres paredes de una habitación.

Ambiente de los 80 y 90

Juan David ha personalizado su maqueta con detalles para que refleje el ambiente ferroviario de Extremadura de los años 80 y 90. Años en los que estaban los Talgo rojos, los automotores, el Tren Ruta de la Plata... Con fotos de los distintos lugares lo ha conseguido plasmar perfectamente.

Confiesa que, aunque nunca da la maqueta por acabada porque siempre puede seguir poniendo las piezas que quiera, ahora le apetece descansar y disfrutar de lo que hecho.

Cuantificar el valor y el precio de la maqueta es imposible. Solo en horas se le han ido muchas a lo largo de estos años creando su mundo ferroviario. Algo impagable. Y dinero dice que también se ha gastado mucho. Un vagón cuesta entre 30 y 40 euros y una locomotora de 200 euros para arriba. Teniendo en cuenta que actualmente tiene de estas últimas unas 30 y alrededor de 200 vagones, uno se puede hacer una ligera idea de lo que lleva invertido en su creación.

No solo para ahorrar costes, sino para darle ese toque personal, Juan David también ha confeccionado muchas piezas de forma artesanal. Y lo ha podido hacer porque es un hombre mañoso y con mucha habilidad para hacer cosas con las manos.

Si algo bueno le ha traído la pandemia y los meses de confinamiento a Juan David es tiempo para darle un buen empujón a la maqueta. «Cuando veo ahora todo lo que he hecho me siento muy satisfecho. No me podía ni imaginar que yo podría llegar a hacer esto. Hasta aprender electrónica para hacer los circuitos o los semáforos, los condensadores... Y por eso ahora me gustaría, de alguna manera, compartirlo con la gente. Como he terminado esto quizá me dé ahora por hacer alguna en módulos».

Una buena ocasión para que Juan David vuelva a crear otro mundo ferroviario.

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