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Los agricultores, ayer antes de subirse a los tractores. BRÍGIDO

Una docena de tractoristas desinfectan los barrios de Mérida y las zonas periféricas

El Ayuntamiento les cedió 15.000 litros de lejía para que limpiaran zonas como Nueva Ciudad, María Auxiliadora o Montealto

A. G.

Mérida.

Jueves, 26 de marzo 2020

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Casi cuatro mil litros de agua con lejía había esparcido por la ciudad ayer a las dos de la tarde Marcos Galán con el difusor enganchado al tractor.

Cargó por primera vez a las ocho y media en las naves de La Encina, el centro ocupacional del Ayuntamiento en el Polígono El Prado. Allí se reunió con once compañeros. Habían quedado por whatsapp.

Todos cultivan tierras en el perímetro de Mérida. Olivos y frutales que curan varias veces al año con cubas y difusores.

Al ver que agricultores de los pueblos se dedican voluntariamente a desinfectar las calles con esta maquinaría, se pusieron a disposición del alcalde de Mérida para hacer lo mismo.

Trabajo voluntario y gratuito. El Consistorio puso el componente químico, quince mil litros de hipoclorito sódico para llenar las cubas .

Osuna les recibió en La Encina y les agradeció el gesto. Miguel Sáez, el jefe del servicio municipal de sanidad, se encargó de planificar las zonas a cubrir.

En la última semana, explica Sáez, los equipos de FCC se han centrado en los entornos de las residencias de mayores, los centros de salud o los contenedores de basura, pero todavía faltan calles por tratar.

Ante el ofrecimiento de los agricultores, diseñó una ruta para cada tractor y cubrir de esta forma los barrios y las zonas periféricas que no ha peinado el hidrocamión de FCC.

Los tractoristas se repartieron por María Auxiliadora, Montealto, las traseras de las Lomas, Reina Sofía y por Nueva Ciudad.

Aplicaron el mismo componente químico que utilizan los equipos de FCC. Según explica Miguel Sáez el hipoclorito sódico es el compuesto de la lejía, pero se usa una concentración con agua suficiente para que resulte desinfectante y no tóxico.

El trabajo en calle de los tractoristas no difirió mucho de lo que hacen en el campo. El único cambio apreciable fue moverse con menos boquillas abiertas. Habitualmente los difusores llevan ocho, cuatro a cada lado, para cubrir la arboleda. Pero en calle, con cuatro –dos por lateral– a un ángulo de noventa grados llegan a seis metros de ancho que desinfecta tanto el ambiente como la superficie en la que se empapa el hipoclorito sódico.

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