Las lluvias dejan intransitables varias calles de acceso a Proserpina
La entrada por el merendero se ha llenado de hoyos y en el perímetro hay tierra más que asfalto
Proserpina, desde sus inicios en los sesenta, arrastra problemas por su mala planificación urbanística. La ubicación de las casas y las calles se hicieron ... sin tener en cuenta la topografía del terreno. Y en los planos oficiales que se manejan todavía hoy el límite entre urbano y no urbano resulta confuso.
Aunque se habla mucho de la falta de saneamiento para el agua sucia –todos tienen fosas sépticas– lo que realmente daña, perjudica y pone en riesgo al barrio es el agua pluvial.
Sin plan de evacuación, las calles se anegan y arrastra el asfalto cuando llueve. El viernes pasado se quedó atrapado un conductor en la avenida principal. Y tras varios días bajando del campo hasta el embalse los arroyos, varias calles quedan intrasitables. El pavimento se ha levantado. Se abren hoyos, baches y tierra arrastrada en el suelo.
José Galindo, integrante de la junta directiva de la asociación vecinal, cuenta que hay varios puntos de la urbanización donde los incidentes se repiten. Uno, por ejemplo, se ubica en la calle Leo, en la zona de Cuarto de la Albuera. Con fuertes tormentas se corta por las balsas y se inunda el interior de dos viviendas. Los propietarios estuvieron achicando de sus parcelas el fin de semana pasado. Afortunadamente, explica, el Ayuntamiento ya les ha comunicado su voluntad de sustituir el colector por otro de mayor diámetro para que entre más volumen de la superficie al subsuelo.
Acumulación y arrastre también en la avenida principal de la urbanización. A la altura de la esquina con Higuera la Real. Se inunda siempre porque allí confluye todo lo que baja de las fincas que rodean el embalse por ese costado. Una semana después, todavía sigue buscando el agua del campo su camino a la presa. Esperan los residentes que también pongan un colector en la avenida principal. Creen que hay soluciones técnicas factibles para mejorar la evacuación de tormentas.
Y luego viene la segunda parte. Las reparaciones y la operación de bacheo. No se hace en todo el perímetro residencial. Sigue el Ayuntamiento la delimitación de las calles urbanas. Las máquina solo reparan las que vienen en plano dentro del límite de la ciudad. No tiene mucho sentido, explica el portavoz de la junta directiva. El apego a esta norma urbana tan contradictoria hace que en la misma acera haya tramos que se reparan y otros no.
El efecto de esta interpretación se aprecia con claridad en la carretera de acceso por el merendero. Sigue llena de hoyos y baches. Impracticable. Desde Correos ya le han advertido a los residentes que no les dejarán el correo en la caseta comunitaria porque no es seguro el acceso. Varios metros más adelante, en cambio, el asfalto se mantiene firme porque sí es zona urbana. Se repara. Pero doscientos metros después, vuelve a quedar intransitable. Nunca pisa una máquina de asfalto allí. No entienden los vecinos que por un mal trazado en plano oficial del límite urbano se generen tantos problemas. A pesar de que su deterioro complica el acceso a algunas viviendas (que sí están en zona urbana porque el límite está en la fachada y la calle no). En Proserpina se han levantado más de 500 viviendas. La previsión que maneja la asociación es que un 40% tiene ya una ocupación fija durante todo el año. Se disparó la residencia permanente con la pandemia.
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