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MARÍA BLANCO
MÉRIDA.
Domingo, 21 de julio 2019, 09:40
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Con la llegada del verano no solo han entrado en vigor las nuevas medidas en materia de limpieza en veladores, mercadillos y horarios para tirar la basura, sino que también desde el 1 de junio se ha ampliado el horario de apertura de los bares ubicados en el centro histórico de la ciudad hasta las tres de la madrugada.
Este conjunto de medidas no han sentado a todos los hosteleros por igual, pero en una cosa sí que coinciden todos: la instalación de papeleras, aunque no vaya a resolver el problema de la limpieza en la ciudad, algo ayuda. Aunque ayudaría más si los clientes las utilizaran más a menudo.
«Algunos las utilizan y muchos no. Esas mismas papeleras que desde siempre se han puesto en los baños tampoco se suelen utilizar», comenta Gabriel Frías, dueño del restaurante A de Arco.
En cuanto al tema de tirar la basura en la franja horaria de diez a doce de la noche, Frías piensa que es una medida demasiado restrictiva para los hosteleros. Entiende que el Ayuntamiento quiera impedir que la imagen de Mérida se convierta en basureros llenos a las siete de la tarde, pero «también hay que entender al hostelero».
Si el horario de apertura de un restaurante es de ocho de la tarde a doce de la noche y la mayor afluencia de gente se concentra entre las nueve y las doce «es muy difícil cumplir la normativa», asegura. Además, el camarero tiene que dejar de ejercer su función en mitad del servicio para tirar la basura.
«La basura la tengo que sacar por mitad del restaurante donde los clientes están comiendo. La imagen que estamos dando a la hora de sacar la basura no es buena. Es complicado, demasiado restrictivo», explica Frías.
Además, a partir de las doce de la noche a este restaurante le queda todavía hora y media de servicio y cuando tira la basura dentro del horario establecido, poco tiempo después se vuelve a generar más basura. «Yo entiendo que la imagen de Mérida tiene que primar sobre muchas cosas. Somos Patrimonio de la Humanidad, capital autonómica y ciudad turística por excelencia. Pero vamos a conciliar un poco las dos cosas. Vamos a reunirnos con los hosteleros, que ellos nos marquen unas pautas, lo estudiamos y valoramos y cada uno que diga sus propuestas. Algo acorde y en beneficio de todos», argumenta.
Para Tato Caldera, empleado del kiosko Malabar, la ampliación del horario de la terraza le parece una idea muy buena. Afirma que cuando viene la temporada del Festival de Mérida le da todavía «más juego a la ciudad», porque posibilita a los emeritenses y a los turistas que puedan tomarse una cerveza cuando termina la función de teatro.
No se queja del horario de trabajo porque, según él, no se trabaja más. «En verano por la mañana hay poca gente y menos trabajo porque hasta las ocho o nueve de la noche no se llena el kiosko», explica.
En cuanto a tirar la basura en la franja horaria de diez a doce de la noche es algo que no les cuesta ya que tienen un contenedor al lado. Y respecto a la colocación de papeleras, es algo que ellos ya vienen haciendo «desde que se abrió el kiosko hace ya dos años», comenta Caldera. El problema es que «las papeleras están muy bien para que se utilizaran, para concienciar a la gente que eso está ahí por algo». Además, «para mí sería un agrado que las utilizaran porque me costaría mucho menos barrer».
Para Luis Sabán, socio del restaurante Las Siete Sillas, la ampliación de horario es una necesidad, ya que «tenemos una infraestructura que hay que pagar como un personal extra», comenta. Tirar la basura entre las 22.00 y las 24.00 horas no le parece muy higiénico. Aún así, comprende que en verano hay olores y se acumulan los bichos si la gente tira la basura por la mañana. «Es súper desagradable», afirma, pero en su trabajo «a mitad del servicio tienes que salir porque puede que supere las doce de la noche. Un pescadero no entendemos cómo lo hace, o la gente de las tiendas o las oficinas no sabemos cómo lo hacen».
Sabán, que también gestiona La Tahona en la calle Alvarado, pide flexibilidad. «No me importa si yo tiro los cubos de basura en la zona del antiguo Correos y que pase un camión a las cuatro o cinco de la tarde. Al fin y al cabo aquí hay una concentración de restaurantes, y en la zona del teatro lo mismo. Hay sitios de concentración de restaurantes y podían ser un poco más flexibles y dar un servicio», concluye.
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