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Una de las escenas que ensayaron el jueves en el Centro Cultural Alcazaba. J. M. ROMERO
Un grupo de desempleadas de San Lázaro de Mérida usa el teatro para formarse en comercio

Un grupo de desempleadas de San Lázaro de Mérida usa el teatro para formarse en comercio

Los ERTE complican las prácticas de empresa, pero todas podrán empezarlas a partir de enero en tiendas de la ciudad

Antonio Gilgado

Badajoz

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Lunes, 30 de noviembre 2020, 07:43

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La asociación Iter Renacimiento trabaja desde hace años en Mérida en proyectos contra la exclusión social.

En julio empezaron con Implícame en San Lázaro. Un grupo de quince desempleadas llevan desde entonces preparándose para trabajar como dependientes de comercio.

Han tratado cuestiones técnicas como gestión de mercancías, búsqueda de proveedores o contabilidad básica.

José Manuel Rivero es el tutor del programa. Su parcela son las habilidades sociales. Juegan también un papel importante en este tipo de experiencias. En las dinámicas usa la dramatización.

Empatizando con personajes, explica, aprendes a gestionar la frustración o las expectativas y fomenta el trabajo en equipo o la comprensión lectora. «Es muy completo para el desarrollo personal».

Se percató de que en esta edición la dramatización funcionaba bien. Empezaron con videopoemas recitando versos en los que muchos se identificaban.

El entusiasmo se disparó y ahora han decidido sacarlo de la clase y mostrarlo al público. El próximo viernes, a las ocho de la tarde, representarán 'La casa de Bernarda Alba' en el Centro Cultural Alcazaba.

Han perdido el miedo a los textos complicados y largos a pesar de que nunca antes se habían subido a un escenario. Debutar con Lorca tiene todo el sentido para ellos.

Fue uno de los escritores que más habló de las clases desfavorecidas por las élites. Leen en Lorca un paralelismo en primera persona, sin muchas posibilidades laborales y bajo el estigma por el sitio en el que viven en la ciudad. Les ayuda a combatir los estereotipos que recaen sobre San Lázaro.

Para el tutor José Manuel Rivero, es una forma de mostrar que la participación social a través de la cultura da resultados en los barrios. Casi todas las butacas del aforo permitido están vendidas.

El módulo teórico de Implícame termina el 31 de diciembre. En enero pasan a las prácticas de empresas. Para muchos será lo más parecido a su primera experiencia laboral.

Encontrar tiendas y almacenes para las prácticas siempre es fácil, pero este año muchos de los colaboradores tienen ERTE activos y no pueden acoger a personal extra.

Ha costado, pero prácticamente todos tienen ya su puesto de prácticas, aunque saben que las posibilidades de reenganche se han reducido al mínimo.

El acceso al mercado para los menos cualificados se ha complicado mucho por la pandemia. De eso también han hablado estos meses. El tutor percibe ahora más confianza en ellos mismos para enfrentarse a situaciones nuevas y a comprometerse con responsabilidades.

La capacidad laboral nace de la autoestima y la seguridad. «Cuando alguien lleva mucho tiempo desempleado puede caer en el desánimo y yo trabajo mucho con ellos estos temores».

El ropero solidario que gestiona Iter Renacimiento en San Lázaro ha servido como banco de pruebas. Llevan al día la clasificación, el etiquetado, el inventario y la entrega de material a las familias que acuden allí a por prendas.

No es una tienda al uso, pero en lo que se refiere a la gestión y la documentación, varía poco. Los colaboradores entregan la ropa que les sobra y el aula de Implícame la entrega después a los necesitados.

Han aprendido a detectar las necesidades particulares de cada familia. José Manuel Rivero se muestra satisfecho. «Están más que capacitados para trabajar en cualquier trabajo de comercio». Y lo quieren demostrar poniendo la voz a los personajes de García Lorca.

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