El colegio Calatrava de Mérida imparte varias asignaturas al aire libre

Sin paredes ni pupitres. Solo rodeados de naturaleza y con el cielo como techo. Así tienen la suerte de impartir y recibir algunas asignaturas este curso los profesores y alumnos del colegio Calatrava.

Igual que el huerto escolar del centro comenzó de una manera espontánea y no como un proyecto educativo previsto, lo de impartir clases fuera de las aulas, al aire libre, ya se tenía hablado en el colegio, aunque de una forma somera.

Juan José Gil, director del centro educativo, explica a HOY que la ratio de alumnado es muy baja y disponen de mucho espacio tanto en las aulas como fuera de ella, además de que la ventilación es muy adecuada y está garantizada. Pero aún así, tenían miedo de que todas las restricciones a los alumnos que se imponen en este curso «fueran un poco antipedagógicas».

«Si lo que prima en la actualidad es el aire libre, que es un factor de seguridad además del uso de la mascarilla y de la distancia, pensamos que todo eso había que aprovecharlo, ya que tenemos mucho espacio en el centro. Solo de patio contamos con dos hectáreas de terreno».

Se pusieron manos a la obra para disponer de 'aulas' al aire libre. Por suerte, encontraron almacenadas algunas pizarras de las antiguas que hace tiempo fueron sustituidas por las digitales. Para lo que querían hacer, les venían de perlas.

«Era algo que ya teníamos en mente desde que pusimos en marcha el huerto escolar. Había veces que explicábamos algún tema en las aulas y luego bajábamos al huerto, con lo que se perdía mucho tiempo. Entonces pensamos que se podía hacer algo más contextualizado si determinadas clases y materias las impartíamos directamente en el huerto. Si este es un proyecto educativo y la tiza y la pizarra es una herramienta educativa clásica, qué mejor que unir las dos cosas para sacarle más partido».

Ya tienen pedido al Ayuntamiento algunos asientos que estén hechos con troncos de tala. Cuando dispongan de ellos ya no tendrán que mover las sillas desde las aulas cuando no se puedan sentar en el suelo. «Cuando hace buen tiempo, no se está mal».

Además, a principios de este curso tuvieron la suerte de contar con la ayuda de operarios del Ayuntamiento que estuvieron en el centro abriendo espacios y retirando muebles que no hacían falta para garantizar la distancia entre los alumnos. Estos les ayudaron a instalar un par de pizarras debajo de los dos porches que tiene el cole. Uno orientado hacia el Puente Nuevo y otro que da al patio.

Juan José reconoce que cuentan con la ventaja de que en Mérida, al igual que en el resto de la región, hace buen clima casi todo el año, quitando los cuatro días más fríos o lluviosos. «Hay que aprovechar los días que haga sol para impartir al aire libre las asignaturas que podamos, aprovechando el espacio y el material con el que contamos. Además, las actividades fuera del aula y el contacto con la naturaleza reconfortan a los alumnos y el sol les aporta la vitamina D, también muy necesaria», insiste.

Ya han impartido este curso algunas asignaturas como Matemáticas, Ciencias Naturales o se ha hecho algún proyecto relacionado con Acnur. «Los niños están encantados con la experiencia. Para ellos cualquier novedad es bien recibida. También ha sido una iniciativa muy bien acogida por los docentes, por lo que más de uno aplica esta medida en sus clases cada vez que puede».

Por todos los beneficios que le saca a esta iniciativa, anima a otros colegios de Mérida a impartir al aire libre las clases o las materias que puedan.